La “dismorfia del selfie” es un tipo de trastorno de dismorfia corporal (TDC) que tiene que ver con el uso de filtros para las fotos, pues acerca los canones inalcanzables de belleza a más personas, considerando que en México hay 84.1 millones de usuarios de internet y 88.2 millones de personas que cuentan con un teléfono celular, según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI).
¿Qué es la dismorfia del selfie?
La “dismorfia del selfie“, fenómeno también conocido como “dismorfia de Snapchat“, ocurre cuando una persona se somete a una cirugía estética para parecerse a las versiones de ellos mismos que vieron en un filtro de cualquier aplicación de fotografía, según Neelam Vashi, MD, director de la Facultad de Medicina de la Universidad de Boston, Estados Unidos.
“A medida que estas imágenes se convierten en la norma, las percepciones de la gente sobre la belleza en todo el mundo están cambiando, lo que puede afectar la autoestima de una persona y puede desencadenar un trastorno dismórfico corporal”.
Boston Medical Group (BMC)
Investigaciones han demostrado que el 55% de los cirujanos plásticos informan haber visto pacientes que quieren mejorar su apariencia basados en selfies. En este sentido, las adolescentes que manipularon sus fotos estaban más preocupadas por la apariencia de su cuerpo, y aquellas con una imagen corporal dismórfica buscan las redes sociales como medio de validación.
¿Qué es y cómo afecta el Trastorno Dismórfico Corporal (TDC)?
El trastorno dismórfico corporal (TDC) es una preocupación excesiva por un defecto percibido en la apariencia, a menudo caracterizado por personas que hacen todo lo posible, ya veces poco saludable, para ocultar sus imperfecciones. Esto puede provocar:
- Comportamientos repetitivos como rascarse la piel
- Visitar dermatólogos o cirujanos plásticos con la esperanza de cambiar su apariencia.
El trastorno de la dismorfia afecta a alrededor del 2% de la población y se clasifica en el espectro obsesivo-compulsivo, según los especialistas de Boston. Es por esta razón que la cirugía no es el mejor curso de acción en estos casos, porque no mejorará y puede empeorar el TDC subyacente.
Éstos son los síntomas del trastorno dismórfico corporal, según la Universitat Oberta de Catalunya (UOC):
- Conductas de camuflaje que alteran su día a día, con maquillaje o adoptando ángulos o posturas que les favorecen
- Comparación con uno mismo y con los demás
- Verificación (se miran compulsivamente al espejo)
- Aseo e higiene excesivos
- Pellizcarse la piel
- Inseguridad
- Baja autoestima
- Conductas evitativas (cancelar citas, por ejemplo, para no ser juzgados)
Desde la perspectiva de Neelam Vashi, las selfies con filtros pueden hacer que las personas pierdan contacto con la realidad, lo que “puede ser especialmente dañino para los adolescentes y las personas con TDC, y es importante que los proveedores comprendan las implicaciones de las redes sociales en la imagen corporal para tratar y asesorar mejor a nuestros pacientes”.
¿Cómo afecta la dismorfia del selfie a hombres y mujeres?
Las áreas que más preocupan a mujeres afectadas por el TDC suelen ser nariz, muslos, caderas y piel; en los hombres, cabello (alopecia), músculos y genitales, según el estudio Core Clinical Features of Body Dysmorphic Disorder de la Universidad de Oxford.
Asimismo, las asimetrías presentadas en ojos y fosas nasales se convierten en una obsesión para estos pacientes, que suelen estar infradiagnosticados y terminan pasando por quirófano cuando lo que necesitan es terapia psicológica.
“Éste es el riesgo: que la operación se entiende como un medio para la resolución del problema cuando el problema es psicológico“, indica Mireia Cabero Jounou, profesora colaboradora de los Estudios de Psicología y Ciencias de la Educación de la Universitat Oberta de Catalunya.
¿Qué es y qué tiene que ver la “prima de belleza”?
La UOC también precisa que el economista Daniel S. Hamermesh acuñó los términos “prima de belleza” y “penalización por fealdad” al hecho de que a lo largo de su vida, las personas más bellas reciben salarios más altos, aproximadamente 23 mil dólares de diferencia.
Por el contrario, las personas menos agraciadas reciben una penalización económica por el hecho de serlo: Iris Bohnet, profesora de Harvard, habla de un salario hasta un 13 % más bajo en hombres occidentales. Este tipo de fenómenos alimentan a la dismorfia del selfie.