El deterioro cognitivo como consecuencia de COVID-19 grave es similar al sufrido entre los 50 y los 70 años, y equivale a perder 10 puntos de coeficiente intelectual, afirmaron científicos de la Universidad de Cambridge y el Imperial College de Londres, en Reino Unido.
Si bien cada vez hay más pruebas de que el COVID-19 puede causar problemas cognitivos y de salud mental duraderos, este nuevo estudio sugiere que dichos efectos aún son detectables más de seis meses después de la enfermedad aguda, y que cualquier recuperación es, en el mejor de los casos, gradual.
Impacto cognitivo después del COVID-19
Los investigadores encontraron que alrededor de una de cada siete personas encuestadas informó tener síntomas que incluían dificultades cognitivas como fatiga, “niebla mental”, problemas para recordar palabras, trastornos del sueño, ansiedad e, incluso, trastorno de estrés postraumático (TEPT), hasta 12 semanas después de una prueba positiva de COVID-19.
Incluso, aseguraron que entre un tercio y tres cuartas partes de los pacientes hospitalizados por casos leves de COVID-19, todavía sufren síntomas cognitivos entre tres y seis meses después.
Si bien ahora está bien establecido que las personas que se han recuperado de una enfermedad grave de COVID-19 pueden tener un amplio espectro de síntomas de mala salud mental, como depresión, ansiedad, estrés postraumático, baja motivación, fatiga, bajo estado de ánimo y trastornos del sueño, el equipo de científicos ingleses descubrió que la gravedad de la enfermedad aguda predecía mejor los déficits cognitivos.
Los expertos también indicaron que los puntajes y los tiempos de reacción de los pacientes comenzaron a mejorar con el tiempo, pero dijeron que cualquier recuperación en las facultades cognitivas fue, en el mejor de los casos, gradual y, probablemente, estuvo influenciada por una serie de factores, incluida la gravedad de la enfermedad y sus impactos neurológicos o psicológicos.
“Seguimos a algunos pacientes hasta 10 meses después de su infección aguda, por lo que pudimos ver una mejora muy lenta. Si bien esto no fue estadísticamente significativo, al menos va en la dirección correcta, pero es muy posible que algunas de estas personas nunca se recuperen por completo”, aseguró Menon.
¿Por qué el COVID-19 afecta las habilidades cognitivas y mentales?
Hay varios factores que podrían causar los déficits cognitivos, dijeron los investigadores. Uno de ellos es la infección viral directa, aunque sostuvieron que es poco probable que sea una causa importante, por lo que creen que es más probable que contribuya una combinación de factores, incluido:
- El suministro inadecuado de oxígeno o sangre al cerebro
- El bloqueo de vasos sanguíneos grandes o pequeños debido a la coagulación
- Hemorragias microscópicas.
Sin embargo, la evidencia emergente sugiere que el mecanismo más importante puede ser el daño causado por la propia respuesta inflamatoria y el sistema inmunitario del cuerpo.
¿Cómo afecta el COVID-19 al deterioro cognitivo?
Los resultados del estudio arrojaron que los pacientes de COVID-19 analizados fueron menos precisos y con tiempos de respuesta más lentos que la población de control emparejada, y estos déficits aún eran detectables cuando los pacientes estaban en seguimiento seis meses después.
Además, encontraron que los efectos fueron más fuertes para aquellos que requirieron ventilación mecánica.
Según el análisis de los datos, los pacientes analizados obtuvieron puntajes particularmente bajos en tareas como el razonamiento analógico verbal, lo cual, aseguran, respalda el problema comúnmente informado de la dificultad para encontrar palabras.
También mostraron velocidades de procesamiento más lentas, lo que se alinea con observaciones previas posteriores al COVID-19 de disminución del consumo de glucosa cerebral dentro de la red frontoparietal del cerebro, responsable de la atención, la resolución de problemas complejos y la memoria de trabajo, entre otras funciones.
Para aclarar estos descubrimientos, David Menon, de la División de Anestesia de la Universidad de Cambridge y autor principal del estudio, dijo que “el deterioro cognitivo es común a una amplia gama de trastornos neurológicos, incluida la demencia e incluso el envejecimiento rutinario, pero los patrones que vimos, el deterioro cognitivo ‘huella digital’ de COVID-19 era distinta de todas éstas”.
¿Cómo fue posible saber esto?
Para saber esto, los investigadores analizaron datos de 46 personas que recibieron atención hospitalaria, entre marzo y julio de 2020, en la sala o en la unidad de cuidados intensivos, por COVID-19, en el Addenbrooke’s Hospital, parte de Cambridge University Hospitals NHS Foundation Trust. De ellos, 16 pacientes recibieron ventilación mecánica durante su estancia en el hospital.
Los individuos fueron sometidos a pruebas cognitivas computarizadas detalladas, en promedio seis meses después de su enfermedad aguda, para ello utilizaron la plataforma Cognitron, que mide diferentes aspectos de las facultades mentales como la memoria, la atención y el razonamiento.
También se evaluaron escalas que miden ansiedad, depresión y trastorno de estrés postraumático. Posteriormente, los datos se compararon con controles emparejados.
De acuerdo con los expertos, ésta es la primera vez que se lleva a cabo una evaluación y una comparación tan rigurosas en relación con las secuelas de la COVID-19 grave.
A partir de comparar a los pacientes con 66 mil 8 miembros del público en general, los investigadores pudieron determinar que la magnitud de la pérdida cognitiva es similar a la que se produce con un envejecimiento de 20 años, entre los 50 y los 70 años, y que esto equivale a perder 10 IQ puntos.