Una persona puede presentar desorientación, dolor de cabeza intenso, visión borrosa y otros síntomas al sufrir una crisis hipertensiva. Una condición médica grave caracterizada por un aumento súbito y peligrosamente alto en la presión arterial.
Expertos de la Clínica Mayo en Estados Unidos aseguran que una crisis hipertensiva puede provocar un ataque cardíaco, un accidente cerebrovascular u otras afecciones que ponen en riesgo la vida. Además de dañar los vasos sanguíneos y los órganos del cuerpo, como el corazón, el cerebro, los riñones y los ojos. Incluso, el corazón puede no ser capaz de bombear la sangre con eficacia.
Las posibles causas de una crisis hipertensiva son:
- Olvidar tomar el medicamento para la presión arterial
- Dejar de tomar repentinamente ciertos medicamentos para el corazón, como los betabloqueadores
- Interacciones de los medicamentos
- Tumor de la glándula suprarrenal (feocromocitoma)
¿Cómo saber que la presión aumenta súbitamente?
La Universidad Nacional Autónoma de México y la Clínica Mayo señalan que entre los posibles síntomas que se pueden presentar, son:
- Ansiedad
- Visión borrosa
- Dolor en el pecho
- Desorientación
- Náuseas y vómitos
- No responder a la estimulación (falta de respuesta)
- Convulsiones
- Dolor de cabeza intenso
- Falta de aire
Por su parte, la Clínica Mayo señala que, en caso de tener la presión arterial alta, pero no presentar ninguno de los síntomas anteriores, lo mejor es relajarse durante unos minutos y posteriormente volver a medir la presión. En caso de que los parámetros sigan siendo altos lo mejor es acudir al médico.
Riesgo de perder la vida ante una crisis hipertensiva
Los expertos señalan que existen dos tipos de crisis hipertensivas: la de urgencia y la de emergencia. Las cuales tienen como diferencia el impacto a la vida del paciente que sufre la subida de presión.
- Crisis hipertensiva de urgencia: la presión arterial es de 180/120 mm Hg o superior. No hay signos de daño en los órganos.
- Crisis hipertensiva de emergencia: la presión arterial es de 180/120 mm Hg o superior. Hay daños en los órganos del cuerpo que ponen en riesgo la vida.