Los anticuerpos contra el virus SARS-CoV-2, causante del COVID-19, se mantienen hasta 616 días desde el inicio de los síntomas, es decir, al menos 20 meses después de sufrir la enfermedad. De acuerdo con un estudio, las defensas generadas por las variantes Alfa y Delta pueden durar casi dos años.
El estudio publicado en la revista BMC Medicine, coliderado por el Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal), el Instituto Catalán de la Salud (ICS), y el IDIAP Jordi Gol (IDIAP JG), también demostró que la obesidad, la edad y el ser fumador se asocian a una menor respuesta de anticuerpos.
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¿Cuánto tiempo persisten los anticuerpos contra COVID-19?
“La persistencia estable de las respuestas de los anticuerpos IgG e IgA y el reconocimiento cruzado de las variantes predominantes que circulan en el periodo 2020-2021 indican una inmunidad duradera y que trasciende en gran medida las variantes Alfa y Delta en los 20.5 meses iniciales de la pandemia, en ausencia de vacunación”, dicen los investigadores.
De acuerdo con la información recabada por ISGlobal, el estudio se realizó con una cohorte de población catalana entre 40 y 70 años de edad, y gracias a los resultados, la investigadora Carlota Dobaño y sus colegas mostraron que tan sólo una de cada tres personas no vacunadas ya no tenía anticuerpos detectables un año después de la infección.
- El experimento consistió en evaluar la persistencia de anticuerpos de tipo IgM, IgA e IgG dirigidos contra la proteína Spike (S) y Nucleocápside (N) del virus en muestras de 247 personas con infección sintomática y aún no vacunadas, tomadas en ocho momentos diferentes entre verano de 2020 y noviembre de 2021.
Más del 90% de personas mantienen anticuerpos
Los resultados muestran una caída gradual en los niveles de anticuerpos; sin embargo, más del 90% de las personas participantes seguía teniendo anticuerpos frente a los cinco antígenos virales analizados, en todo momento del estudio. Incluso en las 23 personas que aún no se habían vacunado en noviembre del 2021, la seropositividad se mantuvo en un 95%.
“La seropositividad de IgG contra las variantes predominantes Alfa y Delta fue comparable a la de la variante de Wuhan, mientras que fue menor para las variantes Gamma y Beta (minoritarias) y para IgA e IgM”.
Fragmento del estudio publicado en BMC Medicine
¿Cuáles son los factores en la defensa del cuerpo contra el COVID-19?
Los investigadores precisan que los niveles de anticuerpos contra el COVID-19 en el momento más cercano a la infección se asociaron con la edad, el tabaquismo, la obesidad, la hospitalización, la fiebre, la anosmia/hipogeusia, el dolor torácico y la hipertensión en modelos de regresión multivariable.
Hasta un año después, justo antes del lanzamiento masivo de la vacunación, los niveles de anticuerpos se asociaron con los siguientes factores:
- Edad
- Ocupación
- Hospitalización
- Duración de los síntomas
- Anosmia
- Hipogeusia
- Fiebre
- Dolor de cabeza
Además, la taquicardia y los síntomas cutáneos se asocian con una descomposición más lenta de los anticuerpos y el suministro de oxígeno con una descomposición más rápida de los mismos.
¿Qué pasa en el caso de la variante Ómicron y la vacunación?
Según los resultados de la investigación, mantener niveles detectables de anticuerpos confiere protección contra la reinfección aún en ausencia de vacunación; sin embargo, estudio se realizó antes de la llegada de Ómicron, y que las personas previamente infectadas también se benefician de la vacunación.
“La inmunidad híbrida es la que mejor protege frente a la infección y la enfermedad”, rematan los investigadores, quienes también aseguran que la cinética de anticuerpos después de la infección natural pareció mantenerse de manera más estable que después de la vacunación contra el COVID-19, la cual disminuyó entre 6 y 9 meses.