Ante el aumento de casos de COVID-19 en México en la últimas semanas debido a la aparición de dos nuevas variantes altamente contagiosas, denominadas KP.2 y KP.3; autoridades religiosas, educativas y sanitarias han decidido reinstaurar el uso obligatorio de cubrebocas en varios lugares clave en los estados, sobre todo ante el próximo regreso a clases, por eso te explicamos cuál cubrebocas protege mejor contra este virus.
El estudio “Eficacia relativa de máscaras y respiradores como control de fuente para la diseminación de aerosoles virales de personas infectadas con SARS-CoV-2” publicado en la revista Lancet, reveló que los cubrebocas N95 tiene un 98% de efectividad para impedir el contagio de COVID-19.
En una comparación directa de cubrebocas usadas por personas con COVID-19 activo, las N95 resultaron ser las más efectivas, deteniendo que saliera el 98% de las partículas de COVID-19 en la respiración de las personas infectadas.
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Los resultados mostraron que otras mascarillas también funcionan bien, bloqueando al menos el 70% de las partículas virales de la respiración exhalada de una persona infectada.
“La investigación muestra que cualquier mascarilla es mucho mejor que ninguna, y una N95 es significativamente mejor que las otras opciones. Ese es el mensaje número uno,” dice el autor principal del estudio, el Dr. Donald Milton, profesor de Salud Ambiental de la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Maryland y experto mundial en cómo los virus se propagan por el aire.
El estudio comenzó en mayo de 2020, poco después del inicio de la pandemia, y comparó muestras de respiración de voluntarios con COVID-19 activo, probando el rendimiento de cuatro mascarillas comúnmente utilizadas.
Incluso sin pruebas de ajuste o capacitación sobre cómo usar las mascarillas correctamente, todas las mascarillas redujeron significativamente la cantidad de virus que escapaba al aire.
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El estudio probó los cubrebocas como una forma de controlar la propagación del virus desde la fuente, es decir, la persona infectada, y no probó las mascarillas como protección contra el COVID-19 en el aire circundante.
La N95 bloqueó el 99% de las partículas grandes y el 98% de las partículas pequeñas para que no escaparan del cubrebocas.
Los investigadores señalan que el éxito del diseño se debe a su sello hermético, un filtro poderoso y un gran espacio de aire para que la respiración se mueva.
Los KN95 no fueron tan efectivas
El estudio demostró que sorprendentemente, los cubrebocas KN95 no fueron más efectivos que las mascarillas de tela o quirúrgicas.
El estudio encontró que una marca común de cubrebocas KN95 filtra más aire que las N95 u otras mascarillas estudiadas, porque no se ajustan bien a la cara. Ese defecto se ve agravado por un filtro potente con más resistencia al flujo que empuja el aire fuera de los lados de la mascarilla en lugar de a través del filtro, permitiendo que más partículas virales escapen al aire circundante.
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Los cubrebocas de tela también superaron a las KN95 y quirúrgicas ya que se ajustan mejor alrededor de la cara. Con los filtros de las mascarillas de tela, la resistencia al flujo también es menor, permitiendo que la respiración pase a través del filtro y no se escape por los lados de la mascarilla.
“Las mascarillas N95 deberían ser el estándar de cuidado en situaciones de alto riesgo, como residencias de ancianos y entornos de atención médica”, señala el estudio.