El famoso actor Andrés García, considerado “la última leyenda viva del cine mexicano” murió este martes 4 de abril a los 81 años después de que su salud empeorara y requiriera una transfusión de sangre urgente, la cual se complicó debido a que era O negativo. Sin embargo, la cirrosis hepática que padecía lo mantuvo débil y sin poder caminar. Pero, ¿qué es este padecimiento?
Cirrosis hepática, ¿qué es?
La cirrosis es una condición médica en la que el hígado está cicatrizado y permanentemente dañado, según el Instituto Nacional de Diabetes y Enfermedades Digestivas y Renales de los Estados Unidos. Al ocurrir esto, el tejido cicatricial reemplaza el tejido sano del hígado y evita que el hígado funcione normalmente.
Esto ocurre debido a que cada vez que el hígado sufre una lesión, ya sea por enfermedad, consumo excesivo de alcohol u otra causa, intenta repararse a sí mismo.
En el proceso, se forma un tejido de cicatrización, pero a medida que la cirrosis avanza, se forman cada vez más tejidos de cicatrización, y hacen que el hígado funcione con dificultad.
Se trata de una enfermedad mortal y el daño al hígado causado por la cirrosis generalmente no puede revertirse, no obstante, si se diagnostica de manera temprana y se trata la causa, se puede limitar el avance del daño.
Actualmente no existen tratamientos específicos que puedan curar la cirrosis, pero si que pueden tratarla. De hecho, el tratamiento de las causas subyacentes de la cirrosis puede evitar que la cirrosis empeore y puede ayudar a prevenir la insuficiencia hepática.
Síntomas
La cirrosis tiene muchos signos y síntomas, como fatiga y picazón severa en la piel. Sin embargo, es posible que estos no aparezcan hasta que el hígado esté muy dañado.
De acuerdo con la Clínica Mayo también en los Estados Unidos, entre los síntomas de la cirrosis hepática se encuentran:
- Fatiga
- Aparición de hemorragias o hematomas con facilidad
- Pérdida de apetito
- Náuseas
- Hinchazón de las piernas, los pies o los tobillos (edema)
- Pérdida de peso
- Picazón en la piel
- Decoloración amarilla en la piel y los ojos (ictericia)
- Acumulación de líquido en el abdomen (ascitis)
- Vasos sanguíneos en forma de arañas en la piel
- Enrojecimiento en las palmas de las manos
- En las mujeres, ausencia o pérdida de periodos no relacionados con la menopausia
- En los hombres, pérdida del deseo sexual, agrandamiento de los senos (ginecomastia) o atrofia testicular
- Confusión, somnolencia y dificultad en el habla (encefalopatía hepática)
En cuanto a las complicaciones derivadas de la cirrosis hepática se encuentran:
- Presión alta
- Hinchazón en piedras y abdomen
- Agrandamiento del bazo
- Sangrado
- Infecciones
- Desnutrición
- Acumulación de toxinas en el cerebro (encefalopatía hepática)
- Ictericia
- Enfermedasd ósea
- Aumento de padecer cáncer de hígado
- Cirrosis crónica reagudizada
¿Qué causa la cirrosis hepática?
Entre las causas más comunes que desencadenan la cirrosis hepática se incluyen:
- Abuso crónico de alcohol
- Enfermedad hepática alcohólica
- Enfermedad del hígado graso no alcohólico
- Hepatitis C crónica y hepatitis B crónica
- Acumulación de hierro en el cuerpo (hemocromatosis)
- Fibrosis quística
- Cobre acumulado en el hígado (enfermedad de Wilson)
- Vías biliares mal formadas (atresia biliar)
- Déficit de alfa-1 antitripsina
- Trastornos hereditarios del metabolismo del azúcar (galactosemia o glucogenosis)
- Desorden digestivo genético (síndrome de Alagille)
- Infección, como sífilis o brucelosis
- Medicamentos, incluidos el metotrexato o la isoniacida
Factores de riesgo
Entre los factores de riesgo que aumentan la posibilidad de padecer cirrosis hepática, se encuentran, según la Clínica Mayo:
- Consumo crónico de alcohol
- Tener sobrepeso
- Padecer hepatitis viral
Prevención
Para reducir el riesgo de padecer cirrosis hepática los expertos sugieren:
- No beber alcohol
- Tener una alimentación sana y balanceada
- Mantener un peso saludable
- Reducir los riesgos de contraer hepatitis