Arsénico en el agua: estos son los peligros para la salud y el método de la UNAM para eliminarlo
Al menos 15 estados de México presentan agua subterránea con altos niveles de arsénico, de acuerdo con la Red Nacional de Medición de Calidad del Agua (Renameca). En estos lugares, las concentraciones es mayor a 25 microgramos por litro, más del doble establecido por la Organización Mundial de la Salud (OMS) de 10 microgramos por litro.
¿Cuáles son los efectos negativos del agua con arsénico?
La exposición a altas concentraciones de arsénico puede provocar efectos negativos en la salud a corto plazo, según un artículo de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
El doctor Martín Federico Soto Jiménez, del Instituto de Ciencias del Mar y Limnología de la UNAM, señaló que el contacto crónico con el arsénico aumenta la predisposición a una serie de padecimientos severos como:
- Diabetes
- Cáncer
- Insuficiencia renal
- Hipertensión.
Más de nueve millones de personas en México están expuestas al arsénico en el agua que utilizan, según datos del Instituto Nacional de Salud Pública retomados por la UNAM.
“La cifra podría crecer, ya que la exposición a este metaloide parece que será más frecuente ante la falta de agua que se ha vivido en los últimos años”.
UNAM
Los pozos subterráneos son una opción para mitigar este problema, ya que hay 653 en México; sin embargo, el agua extraída de ellos contiene partículas de coliformes fecales, metales pesados, nitratos, arsénico y sólidos disueltos.
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Electrodesionización: el método de la UNAM para eliminar el arsénico del agua
La doctora Francisca Alicia Rodríguez Pérez, académica e investigadora de la FES Cuautitlán, desarrolló un método para eliminar el arsénico de las aguas subterráneas como una alternativa a los métodos actuales: la electrodesionización (EDI).
“Lo que buscamos con este método es llegar al límite permisible de la norma, que es de 10 microgramos por litro. Este proceso consta de la suma de dos métodos: la electrodiálisis y el intercambio iónico”.
Francisca Alicia Rodríguez Pérez
“Cada uno por separado tiene desventajas importantes, pero si juntamos ambos, se reducen”, según la institución. Lo que permite esta técnica es una conductividad permanente que va a reducir el consumo de energía en el intercambio iónico durante el proceso, explicó Soto Jiménez.
