La crianza y cuidado de los niños en sus primeros años de vida han emergido como temas de creciente relevancia a nivel global, de acuerdo con una artículo publicado en el portal Educación Inicial del la Fundación Carlos Slim.
Expertos de la Unicef reconocen que la primera infancia constituye una fase crucial en el desarrollo humano, durante la cual se establecen las bases del funcionamiento cerebral, se moldean los procesos cognitivos y se configura la estructura emocional del individuo .
Según la Organización de los Estados Americanos (2010), en esta etapa el cerebro experimenta cambios fenomenales y períodos sensibles para el aprendizaje, lo que enfatiza la importancia de un entorno enriquecido con estímulos significativos, experiencias multisensoriales y, sobre todo, el cuidado, la responsabilidad y el afecto de un adulto comprometido.
Los adultos encargados de la crianza y cuidado de los niños desempeñan un papel fundamental en esta etapa crucial. De su atención depende la construcción de bases sólidas y vínculos afectivos estables que permitan al niño adquirir seguridad, expresar sus emociones, conocerse a sí mismo y explorar su entorno con confianza.
Unicef señala que una relación afectiva estable es esencial para que el niño desarrolle todo su potencial. Un adulto sensible debe ofrecer relaciones cálidas, cercanas y respetuosas, ya que estas son necesidades básicas de todo ser humano y fundamentales para un desarrollo pleno.
El desarrollo humano durante la primera infancia es un proceso asombroso, lleno de potencial. Es por ello que se hace indispensable una atención integral que considere todos los factores que influyen en el desarrollo del niño y se traduzca en acciones concretas a favor de la primera infancia.
En síntesis, la combinación de adultos sensibles y una atención adecuada durante la primera infancia constituye el fundamento del desarrollo infantil exitoso, asegurando que cada niño pueda alcanzar su máximo potencial y contribuir positivamente a la sociedad.