El tesón y la habilidad de científicos argentinos permite monitorear la vida de los pingüinos y otras especies del sur del país, luego de instalar cámaras y conexión a internet en islas remotas, sin molestar a las aves y tomando datos vinculados a la incubación y crianza de los pichones en vivo y en directo, incluso durante la noche.
La base operativa de los investigadores está ubicada en la pequeña localidad costera de Camarones. A unos mil 490 kilómetros al sur de Buenos Aires, la capital del país.
La tarea científica se lleva a cabo cerca de allí, en el Parque Patagonia Azul, sobre las costas de la provincia de Chubut. Una de las regiones más biodiversas del mar argentino.
Monitoreo remoto de pingüinos
“Allí habitan más de 50 especies de aves marinas y 13 de ellas también tienen sus sitios de nidificación. Especialmente en las más de 60 islas e islotes de esta increíble región”, dijo en entrevista con Xinhua el científico Flavio Quintana.
El experto, investigador superior del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet), explicó que se trata de un proyecto que lleva ya “algunos años”. Pero que este año incorporó “una nueva metodología, una tecnología diferente, que es el monitoreo remoto de colonias de aves marinas”.
Entre estas aves se destacan:
- Pingüino de Magallanes, ave no voladora que sólo sale a tierra para nidificar
- Cormorán imperial, ave voladora que bucea en búsqueda de peces que constituyen su dieta
- Petrel gigante del sur, la especie de petrel más grande del mundo y se alimenta principalmente de carroña
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Streaming de aves marinas
Los científicos, integrantes del Laboratorio de Ecología de Predadores Tope Marinos del Conicet, con la colaboración de la Fundación Rewilding Argentina, y el auspicio del Gobierno de la provincia de Chubut (sur), instalaron conexión a internet y cámaras de video en tres islas: Tova, Tovita y Robredo.
“Nuestro grupo de trabajo se caracteriza por estudiar el comportamiento de aves y mamíferos marinos en el mar. Nos caracterizamos por utilizar tecnología de punta, para registrar cada uno de los movimientos, los buceos, el gasto de energía, la captura de presas. Este año incorporamos otra tecnología, que se trata de cámaras que transmiten en vivo, en ‘streaming’, desde las colonias reproductivas”, resaltó el entrevistado.
Esta incorporación ofrece “una ventaja importante, en el sentido de que permite monitorear colonias y especies que son muy pocos accesibles. Principalmente aquellas colonias de aves marinas que se encuentran en islas que están un poco alejadas, y colonias que están dentro de un parque interjurisdiccional marino costero”, señaló Quintana.
¿Para qué se hace la investigación?
“Como anexo al trabajo de investigación, vimos la posibilidad de utilizar estas cámaras como herramienta educativa también, porque al dar acceso libre y gratuito a todo el mundo, esto puede ser utilizado en diferentes ámbitos”, añadió.
El científico resaltó que la labor se realiza sin causar molestia o distracción a las aves, como los pingüinos. Con seis cámaras, las que están distribuidas a razón de dos por especie y por isla.
Las tres especies de aves que se monitorean, al igual que el resto de la vida silvestre marina, sufren las consecuencias de la contaminación de los océanos, especialmente por plástico, y de la sobrepesca, lamentó el investigador.
Por esta razón, dijo, resulta fundamental estudiarlas y así poder tomar las medidas de conservación necesarias que garanticen su supervivencia.
Trabajo multidisciplinario
“Tuvimos que conformar un equipo multifunción, con ingenieros en comunicación, con expertos biólogos que habían trabajado en este tipo de tecnología en otros lugares del mundo, y nosotros como conocedores de las especies. Tuvimos que ver la posibilidad real de llevar internet a cada uno de estos sitios, lo cual no fue sencillo”, admitió.
La labor, según recordó el investigador, requirió de estudios de nivel en el terreno para hacer las conexiones con la señal proveniente de la localidad de Camarones. Además de antenas para una triangulación especial, cálculos de consumo de energía tanto del equipo receptor de la señal de internet como de las cámaras, y el empleo de paneles solares para alimentar las estaciones receptoras.
El hecho de contar con cámaras operativas las 24 horas permitió a los integrantes del equipo notar hechos novedosos. “Muchos de los comportamientos de noche no eran observados, como el tiempo que los adultos permanecen con los pichones, o si el cuidado es igual de intensivo en la noche como en el día”.