Decenas de gaviotas revolotean alrededor de un buque cargado con miles de toneladas de cerezas a punto de zarpar a China, el cual recalará en menos de un mes en la bahía de Nansha, en la ciudad china de Guangzhou. A sólo días de que inicien las celebraciones del Año Nuevo Chino (10 de febrero de 2024), cuando este fruto color rojo se convierte en un regalo de lujo.
“Es una carrera contra el tiempo para llegar a China”, aseguran en el puerto de San Antonio, ubicado en la zona central costera. Aquí los trabajadores se cuadran con la industria cerecera en periodo de cosecha para arribar en récord a las mesas del país asiático. El mejor cliente para esta baya cultivada en la nación más austral del mundo.
Así llegan las cerezas chilenas a China
“Trabajamos con 15 ‘Cherry Express’, que son barcos que modifican su ruta para llegar en el menor tiempo de tránsito a los puertos asiáticos de Shanghai, Guangzhou, Dalian, Hong Kong, entre otros. Esperamos superar las expectativas y movilizar más de 8 mil 300 contenedores frigoríficos con cerezas esta temporada. Con dos a tres servicios expresos semanales”, explica a Xinhua el gerente general de San Antonio Terminal Internacional (STI), Rodrigo Galleguillos.
El puerto de San Antonio invirtió recientemente 15 millones de dólares para ampliar su capacidad y productividad, con el objetivo de ser “un socio confiable, sobre todo para China”, dice Galleguillos. Considerando que el país asiático compra cerca del 90% de las cerezas producidas en Chile en contraestación. Con un retorno que supera los 2 mil millones de dólares para el país sudamericano.
“Nos preparamos todo el año con las autoridades portuarias, logísticas, productores, y somos absolutamente flexibles, porque los contenedores refrigerados con frutas tienen que estar el menor tiempo posible en el puerto. Así el producto gana calidad y llega en las mejores condiciones a su destino”, afirma con orgullo el directivo.
Carrera contrarreloj
La coordinación de los empleados portuarios no falla en época de verano. Los camiones con cerezas, provenientes de todo Chile, ingresan a la terminal en menos de 20 minutos y son rápidamente conectados a la electricidad para no perder la cadena de frío que mantiene fresca la fruta.
“Hay que asegurarse de que la temperatura sea la correcta y la carga no sufra daño. La estadía normal de un contenedor de exportación en el puerto es de cinco días, pero en el caso de las cerezas se reduce a dos días promedio. Todo se acelera”, sostiene Galleguillos.
Cuatro grúas trabajan en simultáneo en el embarque del “Sally Maersk”, un buque construido en 1998 de 346 metros de eslora. Comparable con el tamaño del rascacielos Costanera Center en Santiago, el más alto de Sudamérica, con 300 metros de altura y más de 60 pisos.
La tripulación del “Sally”, como lo llaman, alista los últimos detalles antes de atravesar una de las rutas marítimas de carga más largas del mundo en 21 días. Sin escalas, con 800 contenedores que serán recibidos en ultramar por ansiosos importadores chinos que examinan in situ las condiciones del producto, previo a su distribución.
La fiebre de las cerezas
En la localidad rural de Las Cabras (región de O’Higgins), los productores frutícolas hablan de la “fiebre de las cerezas” en China, debido al gran volumen consumido en ese país. La demanda china ha convertido a la guinda en la fruta más sembrada de Chile en la última década. Con 62 mil hectáreas plantadas y proyecciones de crecimiento.
Entre el ruido de las máquinas y el arduo trabajo de los operarios, Luigi Sigala, encargado de exportaciones a Asia de la empresa chilena Verfrut, señala a Xinhua que la industria cerecera “ha desarrollado toda una tecnología para llegar en tiempo acotado a destino, porque la cereza es una fruta de mucho cuidado, que se deshidrata rápido”.
“Actualmente, la cereza es un monomercado, ya que China se queda con casi toda la producción chilena y paga los precios más altos. Es un negocio muy rentable y prácticamente no hay competencia, por toda la cantidad que producimos”, declara Sigala.
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Verfrut se ha posicionado entre los mayores exportadores de cerezas, muy apetecidas en China por su dulzor, color y consistencia firme. Cerca de un 70% de su producción se dirige al país asiático, donde representa buena fortuna y es, a su vez, un símbolo de estatus.
Para el ejecutivo, regalar cerezas “es similar a una caja de chocolates finos, y por eso son tan caras. Es un producto exclusivo, importado desde el otro hemisferio en pleno invierno de China. Además, el rojo es un color de prosperidad y buena suerte. Son muchos factores que confluyen en este éxito”, explica con satisfecho.
En la compañía, centenares de trabajadores controlan en todo momento la temperatura de la pulpa, junto con verificar la calidad. Así como empacar la fruta en diferentes cajas según especie, tamaño y tonalidad, para luego almacenarlas en bodegas frigoríficas.
“El secreto es la temperatura, mantener las cerezas a 6 grados garantiza su calidad óptima”, confiesa el responsable de producción, Patricio Cáceres.
Sabías que…
Chile fue el primer exportador de cerezas en el hemisferio sur en la temporada 2022-2023, con el 97% de los envíos, seguido por Argentina. La cifra equivale a 415 mil 398 toneladas, es decir, 83 millones de cajas de 5 kilos.
La producción de cerezas abarca el 30% del empleo en el sector frutícola nacional, con 200 mil puestos de trabajo directos en los meses del verano austral.
De acuerdo con cifras de la Asociación de Exportadores de Frutas de Chile, se han exportado 251 mil toneladas de cerezas esta temporada.
El año 2023 fue desafiante para los productores por la presencia del fenómeno climático El Niño, que desató fuertes lluvias primaverales, lo que ocasionó cuantiosas pérdidas.