Hay dos ocasiones en la vida en las que Cándido se ha sentido libre y feliz: una fue a los 10 años, cuando danzaba en las festividades de su tierra natal en la Costa Chica de Oaxaca.
“Yo participaba en la danza de los diablos y también había un señor que iba a comprar marranos y ponía la música; me ponía a bailar y me daba 5 pesos”.
Cándido Alberto Herrera, interno, Penitenciaría de la CDMX
La segunda es ahora, a los 48 años, cuando, tras dos décadas en la Penitenciaría de la Ciudad de México, se sube a un escenario y frente al público representa alguna tragedia griega.
“En el teatro no hay censura, ahí podíamos hablar de cosas que incluso pasan dentro de y en la vida”.
Cándido Alberto Herrera, interno, Penitenciaría de la CDMX
Noé también es parte de la Compañía de Teatro Penitenciario – Foro Shakespeare. A los 19 años, cuenta, un capricho frustró su carrera como ingeniero petroquímico.
“Caer en prisión es como morir: pierdes amigos, familia, tu carrera -en mi caso- o sea, toda tu vida se corta de tajo, es una especie de muerte. Lo bueno de morir es que puedes renacer. Dije, ‘pues bueno, tengo la oportunidad de hacerme otra vida, pues voy a hacerme otra vida: bailé, toqué, pinto, hago esculturas’. Cosas que no estaban en mi vida en la calle, aquí las vine a encontrar”.
Noé Rendón, interno, Penitenciaría de la CDMX
Su odisea en reclusión ha durado 12 años
“El camino, primero, es encontrar lo que te hace feliz, y ahí, eres libre”.
Noé Rendón, interno, Penitenciaría de la CDMX
Cándido ha actuado en los más de 13 años que tiene la compañía. Ha interpretado personajes vanidosos, diabólicos y también se ha representado a sí mismo.
“Si el público ve mi honestidad en escena, a lo mejor confía en mí como Cándido Alberto. Y al confiar en mí, alguien que no me conoce, yo creo que me da una oportunidad”.
Cándido Alberto Herrera, interno, Penitenciaría de la CDMX
En busca de la redención, Noé musicaliza las obras que ponen los 16 internos que conforman la compañía.
-“Aquí no llegas solo, arrastras a tu familia, a tus seres queridos, se vienen contigo; invariablemente es el dolor que les causó a ellos”
-“¿Tú sientes que, de alguna manera, has redimido ese dolor?”
-“Espero que sí, el escuchar a mi madre decir ‘Estoy orgullosa de ti, hijo’… Digo: bien”- cuenta Noé Rendón
En el patio de la penitenciaría ensayan la historia de un crimen y un castigo: “Macbeth”, que presentarán el 25 de noviembre en el Teatro de la Ciudad Esperanza Iris.
Para Cándido, subir al escenario significa volver a la infancia.
“Cuando yo era niño, y ésa fue una de mis etapas que, si la vida me diera una oportunidad de regresar, regresaría a esa etapa de niño”.
Cándido Alberto Herrera, interno, Penitenciaría de la CDMX
Para Noé, encarnar un personaje es estar más cerca del día en que acabe su odisea.
“Tal vez la pregunta sería ¿estás listo? Y sí, te diría, si estoy listo para rehacer mi vida”.
Noé Rendón, interno, Penitenciaría de la CDMX