Daniel descansa luego de una de sus quimioterapias, en 2017 le diagnosticaron leucemia, junto con su mamá, son los primeros huéspedes del albergue de Banco de Tapitas.
“El haber llegado aquí es como un milagro porque la verdad sin Banco de Tapitas yo no sería nada prácticamente porque todo el apoyo lo he recibido de esta fundación”.
Daniel Rivera, paciente en albergue
Isabel Salinas, mamá de Daniel, recuerda que hay gente en los hospitales que no tienen donde quedarse, tienen que estar afuera del hospital esperando a sus pacientes o incluso hay veces que hasta deben estar con sus pacientes.
Banco de Tapitas, pasó a otra etapa en su ayuda a niños y jóvenes con cáncer. Tras seis años abrió su primer albergue en la colonia Guadalupe Inn al sur de la Ciudad de México. En sus instalaciones los pacientes y familiares, podrán dormir, asearse, comer, lavar su ropa, y hasta estudiar y divertirse.
“En albergue de Casa Tapitas nosotros vamos a darles alimentación, el hospedaje siempre en forma gratuita. Banco de Tapitas no pide ni tapitas, ni nada a cambio“.
Edgar Cabrera, presidente de Banco de Tapitas
Aún se acomoda el mobiliario y ya se piensa en un área especial para pacientes con trasplantes de médula.
En Casa Tapitas va a haber un espacio dedicado a esos pacientes que deben tener una estadía prolongada e insisto, con todas las medidas seguridad sanitarias.
Edgar Cabrera, presidente de Banco de Tapitas
El apoyo que da esta organización es gracias las donaciones de tapitas que se venden a recicladoras.
A diferencia de las botellas de plástico o PET, las tapitas ocupan menos espacio, y son más fáciles de transportar, tienen mayor valor porque con ellas se pueden hacer productos más duraderos.
“Una silla totalmente rígida de plástico duro, hasta tapitas de tupper que son más flexibles, esa es la bondad que hacen las tapitas”.
Edgar Cabrera, presidente de Banco de Tapitas
Con las ganancias de la venta de tapitas, se compran medicamentos, tratamientos y ahora se mantiene este albergue contra el cáncer.