“Al mal tiempo buena cara”, “no hay mal que por bien no venga”, “piensa positivo”, son más que dichos populares. Una actitud optimista ante cualquier situación puede esconder un positivismo tóxico o insano.
“El positivismo tóxico implica una apariencia de agrado omitiendo las emociones que se experimentan de manera interna”.
Francisco de Legarreta, especialista en resiliencia
En extremo, esta actitud silencia emociones negativas como tristeza, ira o miedo, esto limita la capacidad de adaptarse a situaciones adversas.
“Si yo únicamente me centro en las emociones positivas no voy a poder ver la importancia de sentirme triste, no voy a poder ver la importancia de expresar mis enojos cuando los siento, llega un punto en que esta positividad me enferma”.
Nayeli Gámez, docente de Aprende Institute
¡Cuidado! Evadir emociones puede afectar al cuerpo y a la mente
“Las emociones negadas, provocan emociones desbordadas en contrasentido que pueden ser no solamente dañinas a la salud personal sino a la comunidad”.
Francisco de Legarreta, especialista en resiliencia
“En algún momento la tristeza llega a hacerse cada vez más grande y puede llegar incluso a convertirse en depresión”.
Nayeli Gámez, docente de Aprende Institute
También puede afectar nuestras relaciones interpersonales al generar conflicto cuando hace que los demás se avergüencen por su sentir.
“La persona en exceso positiva, la que es tóxicamente positiva, minimiza sus propias emociones y las emociones de los demás y ahí es donde viene la disfuncionalidad, en la falta del reconocimiento a la importancia de las emociones”.
Francisco de Legarreta, especialista en resiliencia
Los expertos recomiendan aceptar cada una de las emociones y comunicarlas de forma asertiva.
De ser necesario, especialistas aconsejan solicitar apoyo profesional.