El Xoloitzcuintle es el perro prehispánico más famoso, pero, no fue el único. Investigadores del Laboratorio de Paleozoología de la UNAM tienen pruebas de la existencia de seis razas que coexistieron antes de la llegada de los españoles. Uno fue el itzcuintli.
“Nueve de cada 10 perros que encontramos pertenecen a este grupo”.
Raúl Valadez Azúa, académico, Instituto Investigaciones Antropológicas, UNAM.
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Para Bernardo Rodríguez Galicia, coordinador de la Colección del Laboratorio de Paleozoología UNAM, todos y cada uno de los cánidos que han encontrado merecen un lugar en la historia de México.
Había otro perro, por ejemplo, peludo de patas cortas, al que en tiempos mexicas se le llamaba Tlalchichi, que quiere decir “perrito de piso”, destaca el académico Valadez Azúa.
El tercero es el Xoloitzcuintle.
“Hace unos dos mil años, (se originó) una nueva forma que tiene como característica el no tener pelo; esto se dio seguramente en occidente y de ahí surge la raza de los xoloitzcuintles, de los perros pelones”.
Raúl Valadez Azúa.
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El cuarto fue un perro de la península de Yucatán: “Un perro más ligero, con rostro más corto, le hemos llamado perro de rostro corto o malix“, señala el experto de la UNAM.
El quinto fue resultado de una mezcla hecha por los antiguos mexicanos, llamado Coyerro.
“El híbrido de coyote y perro que todavía en el presente, en muchas partes de Norteamérica, lo vemos como un evento, como un fenómeno cultural”.
Raúl Valadez Azúa.
En el caso del sexto, también es un híbrido que representó la cúspide de la jerarquía canina prehispánica: el Loberro.
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“No se le daba cualquier tipo de alimento, se le daba un alimento muy particular para tenerlo estéticamente bien dotado en todas sus características: hablamos en cuestión de tamaño, pelaje, dentición… para poderlo ofrecer en alguna ceremonia”.
Bernardo Rodríguez Galicia, coord. Colección Lab. Paleozoología UNAM.
La Universidad Nacional resguarda alrededor de 70 esqueletos de estos caninos, una compilación única en el país con valor científico, histórico y de rescate cultural.