La misofonía, afección que provoca la irritabilidad o ira al escuchar sonidos específicos que pueden ser habituales como el crujir de los alimentos, el masticar, respirar o sorber agua.
Fernanda sufre este padecimiento incómodo en diversas circunstancias.
“Tiendo a ser grosera porque es algo que sí me molesta, evitar serlo, pero si ya es como muy constante y trato como de contenerlo con tal de estar ahí, me molesta. Incluso he llegado a dejar de comer o me aparto por lo molesto que es“.
Fernanda Zepeda
Aunque es normal que sonidos cotidianos, generen molestia en las personas, esta afección mantiene la molestia en otro nivel.
“Las personas que tienen misofonía, son personas que tienen una alteración a la percepción auditiva, eso quiere decir que muchos de los sonidos los encuentran disruptivos y lo que tratan estas personas de hacer es evitar enfrentarse a ese tipo de sonidos“
Katia Ruiz, psicoterapeuta
Personas que la padecen intentan evitar sonidos irritantes
“Principalmente, audífonos con alto volumen en la música, sí voy en el transporte público y hay alguien que va comiendo como papas o tomando refresco, como estas cosas, los audífonos. Sí, sé que con la persona que voy tiende a masticar, así prefiero sentarme lo más alejado de la mesa”
Fernanda Zepeda
Aunque el origen de la misofonía no es claro, cualquier persona puede desarrollarla.
“Puede nacer la persona con una condición que lo hace hipersensible a estos sonidos o se puede formar a partir de una sobreexposición a estos sonidos y al asociar la exposición de estos sonidos a un evento emocional que puede ser incómodo, o puede ser frustrante o incluso traumático“.
Katia Ruiz, psicoterapeuta
La misofonía puede ser tratada
“Me ha pasado que la gente me dice que no sea payasa, que sea más tolerante con este tipo de cosas que son como naturales, pero no es tan sencillo”.
Fernanda Zepeda
A pesar de su complejidad, la misofonía puede ser tratada.
“El tratamiento psicoanalítico ayuda a comprender el origen de este padecimiento y el tratamiento cognitivo conductual es de dos maneras, una donde las personas poco a poco se van exponiendo al estímulo y van aprendiendo a tolerarlo paulatinamente”.
Katia Ruiz, psicoterapeuta
Aconsejan sumar la atención psiquiátrica para hacer frente a este padecimiento.