Luego de viajar más de 3 mil 500 kilómetros desde Táchira, Venezuela, Yulián Punzón se enfrenta, junto a sus tres hijos, a los fríos y bajas temperaturas de la Ciudad de México.
Para calentarse se refugia en la Central de Autobuses del Norte desde la noche del 24 de diciembre de este año.
“El frío está mortal, horrible, nosotros no estamos acostumbrados al frío, nos pega demasiado”.
Yuliana Punzón, venezolana
Espera que en los próximos días el clima les permita retomar su camino hacia Estados Unidos.
“Es algo muy duro porque, ¡coño!, no tienes ayuda de nadie, la mayoría vienen con su familia. No, yo me vine sola, desde un principio me vine sola de Venezuela y sí ha estado duro porque la he pasado el 24 ahí con los niños. Me han pasado muchas cosas, muchas, pero aquí estoy. A lo mejor Dios me tiene para algo mejor”.
Yuliana Punzón, venezolana
Familias se resguardan del frío afuera de Central del Norte de CDMX
Afuera de la terminal, decenas de familias se han instalado, mientras retoman fuerzas.
Encienden fogatas para calentarse, pero han tomado un receso, temen que conforme se acerque a la frontera, el frío encrudezca.
“Me pongo hasta seis, cinco abrigos encima, me pongo dos pantalones para dormir y dos o tres pares de calcetas. El frío está muy fuerte y si uno se va para otro lado puede morir de hipotermia o enfermarse y aquí uno no tiene familia, no tiene mamá, no tiene papá, no tiene a quien llorarle. Uno se la juega solo aquí a las manos de Dios que siempre está acompañándolo a uno”.
Christian, hondureño
Por la mañana vio partir a familias de venezolanos que dejaron regados juguetes, zapatos y crayones de sus hijos, así como los mensajes con los que pedían ayuda para continuar su camino.
En el sitio quedó una cama improvisada de cartón, una cobija y los artículos de familias venezolanas que pernoctaron con este intenso frío antes de continuar su camino hacia los Estados Unidos.