Guadalupe y su familia han vendido, a lo largo de generaciones, hongos comestibles. Los recolectan en verano en las zonas boscosas de la Ciudad de México.
Margarita, quien es comerciante, afirma que éstos son un manjar culinario rico en proteínas.
“Los pueden hacer (los hongos) en chile verde, chile rojo, en quesadillas, tamales y en lo que gusten”.
Margarita Valencia, vendedora de hongos.
Existen unas 300 especies comestibles, entre ellas yemitas, ahuevados, azules, trompas de cochino, pancitas, cemitas, mazorquitas, setas, duraznillos y clavitos; sin embargo, hay hongos que no se deben ingerir, pues puede ser peligroso, como le pasó a Julia.
“Me fue mal porque me dio mucha diarrea y vómito, al instante”.
Julia González, comerciante.
La académica del Instituto de Biología de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y encargada de la Colección de Hongos del Herbario Nacional de México, Celia Elvira Aguirre Acosta, alerta sobre comer hongos equivocados.
“Con un hongo que vaya mezclado, que no sea comestible y que sea excesivamente tóxico, toda la familia, a veces, se puede intoxicar. A veces pierden dos, tres, cuatro miembros de su familia, muy lamentable, sigue siendo cada año la misma situación”.
Celia Aguirre, académica del Instituto de Biología de la UNAM.
La académica de la UNAM recomienda adquirir los hongos comestibles en el mercado y no ir por ellos personalmente al bosque, para evitar posibles intoxicaciones.