Seguro que usted lo ha escuchado… Es el silbato de carritos como el de Vicente, un comerciante camotero de la Ciudad de México.
“Cuando salgo a vender por ejemplo puedo silbar aquí, a mitad de cuadra y a la siguiente calle, tres veces por calle”.
Vicente Francisco | Camotero
Oficio al que también se dedica Isaac y en el que realiza jornadas kilométricas.
“Yo me voy por la Villa Panamericana, por la México 68, por Perisur, todo eso es lo que recorro yo; más o menos unas cinco horas, cinco o seis horas, depende cómo esté la tarde”.
Isaac Lorenzo| Camotero
Camotes y Plátanos que, a lo largo del tiempo, han perdido demanda y que se refleja en carritos cada vez más chicos, dice Vicente.
“Yo de hecho trabajé con un carro grande de 200 litros, ahora básicamente son de 35 40 litros el tambito. Vendía 50 a 60 piezas de puro camote, igual, plátanos se vendía prácticamente lo mismo y ahora ni la mitad, se podría decir”.
Vicente Francisco | Camotero
Isaac tiene en los adultos mayores su principal mercado.
“Más los abuelitos, uno que otro joven, es igual se puede decir que hay chavos que van al gimnasio y luego viene en su dieta; cada vez se vende menos”.
Isaac Lorenzo| Camotero
Cada tarde y entrada la noche, Vicente caminan con esta caldera humeante convertida en carrito, buscando paladares que también quieran preservar una tradición capitalina.
“Aunque no haya ganancia. Ganancia, ganancia no hay mucha, pero para poder sobrevivir sí”.