“Colchones, tambores, refrigeradores, estufas, microondas o algo de fierro viejo que vendan”, con este pregón, don Lorenzo recorre las calles de Iztapalapa buscando el famoso fierro viejo, al que le ha dedicado toda su vida.
Este día sólo ha recolectado un estéreo y una vieja mesa. “Ahorita hay que sufrirle, hay que andarlo buscando, buscando, buscando”, dice Lorenzo Arenas, recolector de fierro viejo.
- En un buen día dice, se lleva a casa 350 pesos de ganancia.
“Nosotros llegamos a invertir hasta mil pesos y de esos mil nos quedan 250-350 ya libres de gasolina y todo en un día como cualquier otro”.
Lorenzo Arenas, recolector de fierro viejo
Lo poco o mucho que consigue, lo lleva a diario a un depósito de reciclaje. Entre montañas de fierro y chatarra, don Jaime siempre está listo con la balanza para pesar.
Recibe desde una cacerola hasta extintores y refrigeradores.
“Este refrigerador pesó 70 kilos, pagamos 280 pesos, de aquí nosotros tenemos que sacar lo reciclable, lo que sirve. Se tiene que separar en lo que es metal, aluminio, cobre, antimonio, plomo, todo se tiene que separar “.
Jaime Leyva, comprador de fierro viejo
A golpe de martillo, Luis Antonio destartala todo lo que llega aquí. Con pericia realiza esta pesada tarea en tan sólo minutos.
- -¿Cuántas horas al día dedicas a destartalar estas piezas?
- “Como 3 horas y ya las demás cargando y lo demás dejando viajes”, dice Luis Antonio, trabajador depósito fierro viejo.
Cargado con miles y miles de piezas de metal limpio y clasificado, Luis Antonio, lleva este camión a un depósito más.
“Cuando ya es la pieza de puro viejo fierro, ya se manda a la empacadora, al centro de reciclaje y posteriormente a la fundición”.
Sergio González, compra fierro viejo
Ahí enormes máquinas se encargan de compactar y empaquetar todo el material, para llevarlo a bodegas fundidoras en el estado de Puebla.
Así terminará su ciclo e iniciará otro como metal usado como materia prima.
No sin antes haber pasado por decenas de manos que trabajan y viven del llamado fierro viejo.
“Más de 50 años tenemos trabajando esto, es toda una vida”.
Jaime Leyva, compra fierro viejo