Ejidatarios y campesinos de Tláhuac prefieren sembrar sin quema en sus tierras.
Tal es el caso de José Víctor Chavarría Martínez, campesino de San Pedro Tláhuac, que sabe que fuego y roza no son opción para sus tierras.
“Si hay gente que sí lo quema y es válido, pues para ellos, pero para nosotros no“.
José Víctor Chavarría Martínez, campesino de Tláhuac
Realiza la limpieza del terreno de manera tradicional
El trabajo empieza con el azadón, quitando la hierba, aunque no la recoge, sola la lleva a los costados, donde la deja secar para que se convierta en abono.
“Pasamos la rastra, que va picando todo, pica todo y eso queda como abono orgánico, posteriormente ya pasa el barbecho, voltea y ya se raya, ahí se queda todo, nosotros no ocupamos la quema de roza aquí”.
José Víctor Chavarría Martínez, campesino de Tláhuac
Otra opción es la tradicional yunta, con la yegua controlada, avanzan.
En este proceso se utilizan diferentes técnicas, con esta herramienta lo que se hace es limpiar la tierra de toda la hierba, este espacio para posteriormente depositar la semilla.
Don Galdino Ruíz de 88 años, toma puños de la semilla de cilantro y los deposita.
“Lo escarbe a puro azadón, a pura mano y luego le empareje, luego ya que le emparejé le di su regada, ahorita ya le voy haciendo con ese aparatito y le voy sembrando“.
Galdino Ruíz Galicia, campesino de Tláhuac
En una parcela de una hectárea, se produce todo el año maíz, calabazas, rábanos y el apio, recién sembrado, que estará listo para diciembre.
Ramón Galicia Flores, ejidatario San Pedro Tláhuac, afirma que lo más importante es que se preserva la tradición, lejos de las quemas controladas que pueden convertirse en una amenaza.
“Si se ha llegado a ver la quema de pastizales, de maleza y se debe de hacer de manera controlada, pero pues a veces se sale de control“.
Ramón Galicia Flores, ejidatario San Pedro Tláhuac