El proceso de revelado, en la fotografía analógica, es un arte que implica un ritual, casi simbólico, en el que un descuido puede arruinar una imagen.
“Estos procesos análogos siento que son, que requieren mucho cuidado, mucho detalle”.
Pablo Valdés, encargado de área de revelado, Foto Hércules
El método químico para obtener imágenes se ha ido dejando de lado, pero aún existen quienes luchan por preservarlo.
“Es una estética muy particular, y además en lo que representa, en el proceso de pensamiento, que es una cámara, con un número limitado de fotos, con ISO limitado, con una sensibilidad de rollo limitada”.
Andrés Azamar, director ejecutivo de Foto Hércules
En donde ocurre la verdadera magia es en el cuarto obscuro.
“Una ampliadora, los químicos, que en este caso es el baño de paro y el fijador. La ampliadora debe contar con un temporizador o timer que regula el tiempo que la luz de la ampliadora va a proyectar el negativo en el papel. Y una vez que se proyecta esa luz, se pasa a los químicos para que se revele. Se pasa al revelado, se sumerge en el revelador y va apareciendo la imagen. Una vez que tengamos el enjuague, se quita el exceso de agua, y ya después se cuelga, para que se seque”.
Pablo Valdés, encargado de área de revelado, Foto Hércules
Con la intención de mantener viva la fotografía química o análoga, Andrés Azamar también ofrece cursos de revelado.
“Queremos sacar mensualmente talleres que sean, como específicamente de revelado, o de cómo sacarle provecho a tu cámara, para justo, compartir este conocimiento de una forma mucho más profesional”.
Andrés Azamar, director ejecutivo de Foto Hércules