El Parque Nacional Fuentes Brotantes cumple 84 años y alberga a uno de los pocos manantiales superficiales de la Ciudad de México.
“En una de las ciudades con más problemas de estrés hídrico, que se trata de un manantial vivo; es un bosque principalmente, aunque tiene plantas de otros tipos de climas, otra de las cosas que es importante es que es un lugar que se ha mantenido con cierta connotación popular”.
María Vargas Hernández, antropóloga Fuentes Brotantes, Tlalpan
Su río y lago proviene de la falda de la sierra del Ajusco.
“La comunidad se origina a raíz de la instalación de una fábrica de hilados y tejidos en 1831, evidentemente la fuerza de esta fábrica se debía a la fuerza del agua, que de lo que conocemos ahora es muy poco, anteriormente era muy caudaloso”.
María Vargas Hernández, antropóloga Fuentes Brotantes, Tlalpan
El gobierno de Lázaro Cárdenas lo declaró Parque Nacional en septiembre de 1936, 84 años después solamente sobreviven 8 de las 129 hectáreas originales.
“Aquí se han hecho algunos estudios y se ha determinado que aún preserva buena calidad, de hecho también, hay algunos seres, insectos, que también se llaman bioindicadores; si hay presencia de estos insectos o ciertas condiciones en la flora y fauna del lugar, pues indica que hay buena retención superficial del agua”.
María Vargas Hernández, antropóloga Fuentes Brotantes, Tlalpan
El cierre por la emergencia sanitaria de Covid-19, resultó benéfico para la biodiversidad del lugar.
“Me gusta ver este espacio en ese sentido popular, que se vuelve una opción para quien no puede salir de la ciudad, o no quiere salir de la ciudad y puede ejercer su derecho a la recreación, al medio ambiente, a estas prácticas culturales y de socialización”.
María Vargas Hernández, antropóloga Fuentes Brotantes, Tlalpan
Abierto al público, además de ser un pulmón, también es sitio de actividades artísticas, culturales, deportivas y de esparcimiento.