Con familia o con amigos; chicos y grandes, la clave y el objetivo era la diversión en la tradicional Feria de Chapultepec.
Había juegos para los más pequeños de la casa, y para los más grandes y osados.
El reto era la emblemática Montaña Rusa son sus más de 35 metros de altura y su bajada a 100 kilómetros por hora de velocidad.
Recuerdo de la montaña Rusa pues como chamacas que éramos nos divertíamos, era muy emocionante.
Arminda, visitante
Pero Emigdio no sentía tanto temor al subir, más bien era molesto por los azotes que tenía.
No a todos les gustó la experiencia de subirse a la Montaña Rusa, otros ni siquiera se atrevieron a subirse.
La Montaña Rusa para mí no fue la mejor experiencia porque no me gustaba mucho esa adrenalina.
Mónica, visitante
Con Isabel, trataron de que se subiera, pero no se atrevió, a Verónica nunca se le antojó subirse, dice que siempre ha sido temerosa a los juegos de ese tipo.
Arminda trabajó ahí de joven.
Lo que llamaba mucho la atención eran los juegos que tenían un poco brusco el manejo, el martillo, las sombrillas, el ratón loco.
Arminda, visitante
La Feria de Chapultepec, era punto de reunión familiar y de amigos, y muchos cumpleaños y celebraciones especiales se festejaron ahí.
Estaba emocionado por subirse a los carritos chocones, hizo una cola interminable, pero al final la sonrisa que tenía en su rostro fue el pago más grande a pesar de la espera.
Verónica, visitante
Los juegos de la Montaña Rusa o los juegos mecánicos, fueron algunos nombres que dejó atrás la Feria de Chapultepec.
Así como su historia de 55 años de diversión para todos quienes la visitaron.