Una ciudad fundada en un lago que poco a poco se queda sin agua; y pese a las primeras lluvias de la temporada, el agua simplemente no recarga los mantos acuíferos: se va a las coladeras, debido a la falta de infraestructura.
“Este aspecto del drenaje, importantísimo. Precisamente, empezando por ahí, no tenemos una infraestructura lo suficientemente buena para hacer esta separación del agua pluvial y el agua del drenaje”.
Carlos Samayoa Arias, coordinador de Ciudades Sustentables, Greenpeace México.
El abasto y distribución de agua en el Valle de México se ve, de por sí, afectado por fugas en las tuberías, que hacen perder hasta 40 % del agua potable.
Pero más importante, dicen, es que las autoridades tengan un diagnóstico integral y preciso de la situación de la Cuenca de México.
“Desconocen cómo está funcionando el sistema de, vamos a llamarlo, de recarga, el sistema de agua subterránea, la extracción, la respuesta a la extracción, el hundimiento, el cambio de calidad del agua que estamos sacando”.
Joel Carrillo, investigador del Instituto de Geografía, UNAM.
Este investigador del Instituto de Geografía de la UNAM insiste en que no se puede diagnosticar a un enfermo si no se conoce la enfermedad, y es lo que pasa con el agua en la Ciudad de México.
“Aquí en la Ciudad de México se están haciendo labores de recarga artificial, pero, para comenzar no se discuten, no se invita a los investigadores”.
Joel Carrillo, investigador del Instituto de Geografía, UNAM.
Por ello Greenpeace ha buscado un acercamiento con el Gobierno capitalino, para lograr un manejo sustentable del agua, que incluya a la de lluvia.
“Necesitamos llevar este aspecto de la captación pluvial a infraestructura mayor, porque no nos es suficiente captar agua, lo que se hace desde domicilios, si no hacemos la infraestructura suficiente para lograr una recaptura del agua pluvial hacia los acuíferos que están en el subsuelo de la ciudad”.
Carlos Samayoa Arias, coordinador de Ciudades Sustentables, Greenpeace México.