Arturo muestra el uniforme que ha usado como empacador voluntario en tiendas de autoservicio. Tiene 64 años, y ante un posible regreso a las actividades, sabe que tendrá que protegerse más.
“Este es el mandil que utilizamos pues para protegernos un poquito. Vamos a ponernos careta, el cubrebocas y unos guantes”.
Arturo Lara, adulto mayor empacador.
Dentro de un mes le aplicarán la segunda dosis de la vacuna contra COVID-19, así que, de acuerdo con la recomendación del Instituto Nacional de las Personas Adultas Mayores (INAPAM), Arturo estaría en condiciones de volver a su labor como empacador, para seguir apoyando a su mamá.
“Desgraciadamente pues no tengo una pensión y es precisamente por eso, porque desde los 60 hasta los 65 no hay manera de sacar una pensión”.
Arturo Lara, adulto mayor empacador.
Como Arturo, hay miles de adultos mayores que buscan volver a trabajar como empacadores voluntarios en las tiendas de autoservicio.
Mientras que la mercancía adentro de las tiendas aguarda para ser empacada por los adultos mayores, también se preparan para regresar personas como Don Alberto Hernández, veamos de quién se trata.
“Esto es lo que me quedó de recuerdo, que son monedas de 10 y 20 centavos”.
Alberto Hernández, adulto mayor empacador.
Por lo pronto, a sus 72 años de edad y con la primera dosis de la vacuna, Alberto también tiene una carga de energía para volver.
“Primero, porque me siento útil, porque tengo fuerza todavía para hacer un trabajo. Por la economía, obviamente a nadie le cae mal un centavo más”.
Alberto Hernández, adulto mayor empacador.
Alberto está pensionado. Era representante médico, y ahora guarda las bolsas que hasta antes de la pandemia se llenaban hasta con 4 mil pesos de propinas por mes.
“Esto le llaman en las tiendas bolsas ‘morralleras’, aquí les dan el cambio a las cajeras y pues a nosotros nos permitían usarlas, para guardar nuestro dinero”.
Alberto Hernández, adulto mayor empacador.
Otros adultos mayores que fueron empacadores “botean” entre los autos de Paseo de la Reforma y Rosales, muy cerca de “El Caballito”.
“La estábamos pasando mal y entonces, pues ya no teníamos ningún recurso”.
Manuela Guerrero, adulta mayor.
Isabel cuenta que pasan más de 5 horas bajo el sol, y no, no todos los automovilistas los apoyan.
El anuncio sobre la posibilidad de reincorporación a las tiendas de autoservicio como empacadores voluntarios les da esperanza.
“La verdad estoy feliz de la vida porque ya no vamos a estar en el solazo, en el peligro de los carros y ya vamos a estar en la seguridad de la tienda, haciendo lo que debemos de hacer”.
Isabel, adulta mayor.