Unas partes están conservadas, algunas modificadas, otras, descuidadas y sucias, o de plano ya no existen. A pesar de estos contrastes, aún quedan amplios vestigios del Acueducto de Guadalupe, que fue en su momento el más largo de la Ciudad de México.
Se habla de 2 mil 287 arcos, aproximadamente 10 kilómetros.
Lino Feliciano Reséndiz | Especialista del Acueducto de Guadalupe
Fue construido en el siglo XVIII para llevar agua del río Tlalnepantla, en el Estado de México, a la antigua Basílica de Guadalupe en la alcaldía Gustavo A. Madero.
Va a concluir un 30 de marzo de 1751, ya estaba la afluencia de peregrinaje para el 12 de diciembre y eso empezó a incrementar paulatinamente la necesidad de agua.
Lino Feliciano Reséndiz | Especialista del Acueducto de Guadalupe
Sus primeros tramos, que corresponden a Tlalnepantla, ya no existen o son subterráneos. Donde inicia la Ciudad de México se observa el canal en la avenida y colonia que lleva el mismo nombre, Acueducto de Guadalupe.
Una pista para hacer ejercicio acompaña este tramo, donde una cuadrilla de trabajadores lo limpia.
En Ticomán y Zacatenco, se conserva por partes con modificaciones viales.
El acueducto presenta un corte grande desde que se construyó la avenida Insurgentes a la altura de los Indios Verdes, ahí, la restauradora Fabiola Moreno y su equipo rescatan un tramo para una nueva obra del Mexicable.
Presenta muchas grietas, entonces ahí se va a hacer la inyección, se van a reponer piezas, lo que le haga falta.
Fabiola Moreno | Restauradora del Acueducto de Guadalupe
En la colonia Santa Isabel Tola, se encuentra la parte final del Acueducto, a un par de kilómetros de la Basílica de Guadalupe.
Dado que es un monumento impresionante, hecho terriblemente fuerte, bastante fuerte, pues todavía va a perdurar.
Lino Feliciano Reséndiz | Especialista del Acueducto de Guadalupe