Durante la contingencia por el COVID-19, las niñas y los niños se convirtieron en presas directas del abuso infantil en sus propios hogares.
“Ochocientos niños y niñas fueron víctimas de abuso sexual durante el confinamiento; esto, porque llegaron a casa otras personas”.
Wendy Figueroa, de la Red Nacional de Refugios
Por su parte, Juan Martín Pérez, de la Red por los Derechos de la Infancia, señaló que “casi siempre son varones, y son esencialmente padrastros, abuelos, tíos o los propios padres“.
Organizaciones civiles alertan que los casos de abuso sexual y corrupción se multiplicaron; Juan Martín Pérez aseveró que “en abuso sexual hay un incremento aproximado del 50%“.
El abuso infantil era una epidemia que ya venía creciendo, pero, aseguran, en 2020 se disparó.
“Durante el confinamiento, la pornografía infantil y la violencia contra las niñas y los niños se incrementó. En México, el 90% de los datos estadísticos son cifras negras; es decir, podríamos estar triplicando estos índices”.
Wendy Figueroa
Además del crecimiento exponencial de los casos, la impunidad también los ha convertido en presa.
“De cada 100 carpetas de investigación de cualquier tipo de delito donde las niñas y los niños sean víctimas, sólo tres alcanzan algún tipo de sentencia o proceso”.
Juan Martín Pérez, sobre el abuso infantil