La mentira ahora es una herramienta en la política
Pamela Cerdeira reflexiona sobre cómo la mentira, antes vista como un descalabro imperdonable en la política, ahora parece ser una herramienta que se utiliza sin reparo.
Cerdeira señala que esto es alarmante no solo porque genera desinformación, sino porque desafía nuestra percepción de lo que debe ser una democracia basada en hechos y realidades.
“La mentira, antes vista como un descalabro imperdonable en la política, ahora parece ser una herramienta que se utiliza sin reparo. Esto es alarmante no solo porque genera desinformación, sino porque desafía nuestra percepción de lo que debe ser una democracia basada en hechos y realidades”.
Pamela Cerdeira
El ejemplo de Donald Trump, como menciona Cerdeira, es claro: en su debate con Kamala Harris, se permitió exageraciones absurdas, como sugerir que los migrantes comían las mascotas de los estadounidenses.
A pesar de la ridiculez de estas afirmaciones, sigue habiendo un gran número de personas dispuestas a votar por él.
“Las cosas que Donald Trump dijo, que no solamente muchísimas de ellas fueron mentiras, sino que fueron tan exageradas como decir que los migrantes están comiendo a las mascotas de algunos estadounidenses”, señala Cerdeira, reflejando la incredulidad ante la aceptación de tales afirmaciones.
Esto demuestra que, para muchos, la verdad ya no es un factor determinante al tomar decisiones políticas. Como advierte la periodista, “aún así, y a pesar de que sus mentiras puedan ser ridículas, hay una mitad del electorado estadounidense que está dispuesto a darle su voto”.
Este fenómeno plantea una grave cuestión sobre el estado de la democracia global: si el electorado está dispuesto a aceptar, e incluso premiar, la mentira, ¿qué lugar queda para la verdad?
En un escenario donde las figuras públicas mienten descaradamente, como si el valor de la honestidad hubiera quedado obsoleto, el rol de la verdad parece diluirse. Y es que, como bien señala, aunque los debates no definan por completo una elección, el pronunciamiento de figuras influyentes como Taylor Swift a favor de Kamala Harris podría tener un impacto importante, especialmente entre los votantes jóvenes.
En última instancia, lo que Pamela Cerdeira expone es una invitación a reflexionar sobre el tipo de democracia que queremos construir.
Una donde los líderes puedan ser desafiados y evaluados por sus palabras y acciones, o una donde las mentiras se normalicen y la verdad se convierta en una víctima más del oportunismo político. Como concluye la periodista: “La pregunta sigue siendo, ¿qué es lo que realmente le importa al electorado hoy en día?”.