A propósito de lo ocurrido en Guerrero con las vacunas caducadas autorizadas por la Secretaría de Salud, Martha Anaya inicia su videocolumna de este día preguntando:
“¿Le gustaría que le pusieran una vacuna caducada, una vacuna contra lo que fuera y ya no se diga contra el COVID-19?”
Y es que, según narra la periodista, “la Secretaría de Salud envío a la zona de Tierra Caliente en Guerrero todo un lote de 100 mil vacunas caducadas desde octubre pasado para que le fueran aplicadas a los niños de cinco a 11 años”.
“Vacunas Pfizer que expiraban a finales de octubre del año pasado [se enviaron] a los Centros de Salud [de Guerrero] para ser aplicadas a todos los niños entre cinco y 11 años”.
Sin embargo, señala que “en los Centros de Salud, las enfermeras se dieron cuenta de la fecha de caducidad y avisaron a las autoridades”, quienes “les contestaron ‘no, no es un error, ya sabemos que están caducas, pero no importa, no hay problema, ustedes aplíquenla, no va a pasar nada’”.
“Pero las enfermeras dijeron ‘no, si hay alguna reacción que bien la puede haber nos van a echar a nosotros la culpa, no lo vamos a hacer”, pero, la Secretaría de Salud insistía en que sí y que no importaba”.
Eso lo cuenta, según Anaya, “el periódico “El sur de Guerrero” en sus páginas de ayer y hoy, porque fue a las clínicas y Centros de Salud en la región de Altamirano y se dieron cuenta de la situación y los oficios que envío la propia clínica avisando a la Secretaría de Salud de lo que estaba pasando, y lo que ellos contestaron, que no importaba”.
Finalmente, dice Martha Anaya que “las enfermeras se negaron a hacerlo y pidieron suspender la Jornada de vacunación con esas vacunas”.
“¿Cómo es posible que la Secretaría de Salud envíe vacunas caducas y además no sea un error, sino que pidan a las enfermeras que las apliquen?, esto es increíble”.