La periodista Martha Anaya cuenta la historia de Ayano Tsukimi, quien creó múltiples espantapájaros en la aldea japonesa de Nagoro, conocida como el Valle de las Muñecas. La japonesa comenzó a reemplazar a quienes se fueron con estos muñecos y nuestra columnista lo relata de la siguiente manera.
La historia de Ayano Tsukimi en Nagoro
En videocolumna para Unotv.com, nuestra colaboradora habla del Valle de las Muñecas, un pueblo de Japón que, hace 60 años tenía 400 habitantes hasta que las pocas oportunidades laborales provocaron un éxodo.
“La gente cada vez abandonaba más y más el pueblo porque se había que ha acabado el trabajo. Ya no había nada que hacer y sus habitantes fueron despoblándolo y casi casi no quedaba ya nada”.
Martha Anaya
Aproximadamente en 1997, uno de los pocos habitantes que quedaban en Nagoro enfermó y su hija, Ayano Tsukimi, quien también había emigrado, volvió para cuidarlo. Así, se dio cuenta que que sólo quedaban 30 personas en la aldea.
A su regreso, intentó cultivar la tierra como lo hacía su padre. Los pájaros robaban las semillas de su cultivo y para evitarlo creó espantapájaros.
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¿De dónde surgen sus espantapájaros?
Eventualmente, se le ocurrió hacer otras figuras, al estilo de espantapájaros, “pero de gente trabajando en el campo, también para evitar que se acercaran los animales a tratar de robarles el alimento”, según Martha Anaya.
“Empezó a hacer más y más figuras para tratar de darle vida al pueblo. Puso espantapájaros reflejando la vida de niños escolares en las aulas de la escuela, a maestros espantapájaros; puso en los portales del pueblo viendo la tarde”.
Martha Anaya
Poco a poco, según relata nuestra especialista, la gente y los turistas que cruzaban por aquella zona, pues se detenían a preguntar qué hacían esos muñecos y qué hacían.
Los espantapájaros de Ayano Tsukimi, de 74 años actualmente, se convirtieron en una gran atracción turística. “Hoy, ese lugar que ya se proyectaba para el olvido total por el abandono de su gente, se ha convertido en una gran atracción“, remata.