“Para nadie es secreto que hay una tensión en la relación entre México y Estados Unidos”, asegura el doctor Luis Rubio, quien señala la diferencia de objetivos entre los gobiernos de ambas naciones y reflexiona sobre la forma en que los mexicanos podrían mejorar la relación bilateral con los estadounidenses.
“[El gobierno de México] ha sido muy claro en reconocer que nuestra vinculación, sobre todo económica, con los Estados Unidos es vital para el crecimiento de la economía mexicana, ya que las exportaciones son su principal motor”.
Es por eso, dice Rubio, “el gobierno se ha dedicado a hacer lo que tiene que hacer para que eso siga funcionando”.
“Lo hizo con Trump y la ratificación del nuevo Tratado de Libre Comercio (T-MEC) que se renegoció hace unos meses”.
Sin embargo, el experto resalta que a pesar de ello, “la tensión sigue y los americanos demandan lo que para ellos es importante, y también debería ser importante para México”.
“El gobierno [mexicano] tiene la noción de que tenemos que escoger entre el sur y el norte, entre lo que nos conviene y lo que es parte intrínseca de nuestra historia, cultura y lenguaje”, dice el analista, destacando que “en la práctica lo que hace el Tratado es dar garantía y fortaleza estructural contractual para poder dedicarnos a las cosas que nos parecen importantes en el sur”.
“No hay ninguna contradicción entre tener una relación estrecha con países hacia el sur, ya que México tiene una larga historia de relaciones con Cuba y a los americanos no les hace ninguna diferencia”.
Incluso, nuestro colaborador sostiene que “México tiene hoy en día una relación cercana con Venezuela y que las negociaciones entre ambos son funcionales para Washington”. “No hay contradicción entre una cosa y la otra”, asegura.
Por ello, Luis Rubio cree que “lo que realmente va a solucionar el problema de la relación entre México y Estados Unidos es resolver los problemas de desarrollo interno que tiene México”.
“Cuando logremos elevar sensiblemente el ingreso de los mexicanos, cuando logremos ser mucho más civilizados y mucho más completos en nuestro propio desarrollo y criterio, ese día habremos resuelto integralmente la relación con Washington”.
Debido a que “en ese momento ya no habrá migrantes, ni diferencias en términos ambientales y fundamentales. Seremos dos países desarrollados, con objetivos, por lo menos en términos de desarrollo similares”, dice Rubio, quien concluye que “es ahí donde debemos poner nuestro trabajo y nos deberíamos concentrar”.