“El asunto del outsourcing o la llamada subcontratación es una decisión política que desafía ‘las leyes de la gravedad de la economía’” asegura el doctor Luis Rubio en su análisis sobre esta iniciativa.
“El gobierno podrá salirse con la suya en pasar la ley, pero tendrá efectos perniciosos”.
Nuestro colaborador opina que “el tema desata muchas pasiones” por razones simples, en primer lugar está el proceso de tratar de construir un nuevo sindicalismo, es decir, quiere recrear el Congreso del Trabajo que existía en décadas pasadas, “y para esto las personas que están subcontratadas son muy útiles”.
“Una segunda razón es que la mayor parte de los que están subcontratados funcionan y participan en empresas que están establecidas, que son formales y que pagan sus impuestos, por lo que a los funcionarios de gobierno les parece sencillo que incorporen a los empleados a las nóminas”, dice el experto.
Y en tercer lugar menciona que “es más fácil culpar a otro de los problemas que existen que asumir las responsabilidades del problema actual”.
El analista señala que en la realidad el outsourcing ocurre por dos razones simples:
- Para que puedan funcionar las empresas requieren flexibilidad. Las empresas que subcontratan son las que tienen que responsabilizarse del pago del seguro social, de la participación de utilidades.
- Cuando una empresa está tratando de sobrevivir, de funcionar, de actuar, lo último que necesita es compartir las ganancias con un grupo de trabajadores que no sabe sin serán permanentes o funcionarán en el largo plazo.
Luis Rubio cree que el efecto de aprobar la ley para el tema del outsourcing o la subcontratación va a hacer que haya menos gente empleada, algunos van a recurrir a empleados en la informalidad y algunas simplemente no contratarán.
“No es una buena idea apostar en contra de las leyes básicas de la economía porque lo que va a provocar es más desempleo y eso es lo que en este momento México no necesita”.