Luis Rubio dice que “las reglas son parte innata, parte característica de la sociedad humana, hay reglas para todo, para la convivencia social, para el funcionamiento de la economía, para el funcionamiento de la política, para todo hay reglas diversas”, para entonces reflexionar sobre algunos puntos de la reforma electoral.
Para entender cómo se van construyendo las reglas, el experto pone como ejemplo, los automóviles:
“Cuando solamente había tres o cuatro automóviles en una ciudad, pues no se requerían muchas reglas, porque éstos circulaban y a veces se atoraban en una misma calle pero se resolvía la cosa de alguna manera. Pero, cuando empieza a aumentar el número de automóviles, sobre todo si uno piensa en las ciudades, en los centros de las ciudades en México, o en cualquier ciudad europea, son mucho más angostas las calles porque no estaban pensadas más que para caballos o carretas, ahí se requirieron reglas que establecieran: la dirección de una calle en un sentido específico, dónde estacionarse y dónde no estacionarse, y eventualmente se pusieron los semáforos, las vueltas prohibidas, las vueltas permitidas y todo tipo de reglas”.
El experto asegura que [las reglas] “poco a poco las vamos internalizando y convirtiendo en lo nuestro, así ocurre con todas las reglas que son características del funcionamiento social”.
En el caso de las leyes electorales, dice, “están ahí desde hace cosa de 30 años desde la década de 1990, porque son, fueron requisitos necesarios para poder establecer la paz electoral”.
“Durante la década de 1980 hubo muchas elecciones disputadas en el país y se creó el entonces IFE, hoy INE, para poder para hacer que se resolviera el problema de cómo acceder al poder, para que hubiera una competencia legítima, una competencia equitativa entre las fuerzas políticas, entre los partidos, entre los candidatos, que quisieran llegar al poder”.
Y asegura que “esto se logró de una manera cabal, logramos que con esas reglas, con esas instituciones tuviésemos una estructura electoral limpia, nítida, que todo el mundo pudiera estar orgulloso de ella”.
“Hoy en día vemos de manera natural el uso de la credencial de elector para casi cualquier cosa, incluyendo las elecciones, pero se ha convertido parte de nuestra vida cotidiana y para muchos mexicanos es la única credencial para identificarse ante diversos tipos de trámites”.
En su opinión, “el andamiaje electoral puede modificarse para hacerlo más eficiente, para hacerlo mejor, para hacerlo menos costoso, todo esto se vale, pero se vale en la medida en la que no violen los principios fundamentales de equilibrio, estabilidad social”.
“El punto es que se mantenga la estructura autónoma de la institución o de las instituciones del Tribunal y del Instituto de tal manera que no haya duda de que las elecciones van a seguir siendo limpias, equitativas y de que tendremos gobernantes que nosotros como ciudadanos elegimos”.
Por ello, Luis Rubio cree que “eso es absolutamente crucial y no debemos permitir que se viole este principio”.