Luis Rubio hace una comparación con la reforma judicial que vivió Hong Kong en los años 90 y lo compara con lo que se vive en México.
En analista explica que en los años 90, el Reino Unido y China negociaron un acuerdo sobre cómo iba a funcionar Hong Kong a partir de 1997. La idea era que, durante 50 años, Hong Kong mantendría su sistema de gobierno para que sus habitantes se fueran adecuando poco a poco a las características de China.
Luis Rubio explica que los atributos de Hong Kong eran muchos: un gran puerto, una conexión mundial, un sistema de leyes funcional y un estado de derecho pleno, con jueces provenientes de países como Canadá, Inglaterra, Nueva Zelanda y Australia. Condiciones que brindaban a la población y a inversionistas una certeza jurídica.
“China decidió que más le importaba el control político de Hong Kong y poco a poco fue desmantelando hasta el punto en que Hong Kong ya no tiene características propias ya no es una luz en el entorno asiático como lo fue por muchos años y ya no es un lugar que privilegia la inversión”.
Luis Rubio
Aunque México no es similar a Hong Kong y presenta diferencias dramáticas, hay una similitud preocupante, señala el analista. En México, el gobierno actual y el entrante están discutiendo una reforma judicial que, en vez de abordar los problemas que realmente afectan a la población (como el acceso a la justicia y la resolución de conflictos contractuales), parece estar obsesionada con cambiar la composición de la Suprema Corte.
“Vamos a acabar, no nada más con la Corte misma, sino con el mecanismo de protección que hay para la ciudadanía, para los inversionistas, para la economía, para que funcione el país en el momento en que acabemos con la con los recursos legales que tiene las personas con el amparo y con la posibilidad de que la Corte decida en favor de las leyes”.
Luis Rubio
Rubio explica que si acabamos con estos recursos legales, se debilita el país en su conjunto. Este es el riesgo que enfrentamos este año, y tanto el gobierno saliente como el entrante deben considerarse seriamente, especialmente la doctora Claudia Sheinbaum.