“Los efectos del conflicto en Ucrania los vamos a empezar a ver en nuestro propio hemisferio”, asegura el doctor Luis Rubio a propósito de la nueva relación entre Estados Unidos y Venezuela, y es que, en los últimos días, “un equipo del gobierno americano se encuentra negociando con el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, sobre cómo establecer una nueva relación, cómo ayudar a que Venezuela pueda salir del hoyo en el que se encuentra”.
“Lo interesante es que esto es parte de una redefinición geopolítica, producto del caso de Ucrania y la invasión rusa”.
“Lo que los americanos quieren desde luego es separar a Venezuela de su relación con Vladimir Putin, presidente de Rusia, pero el momento lo que nos dice es que ambas partes están viendo que el mundo está cambiando”, dice el experto.
“Maduro al aceptar esta negociación cualquiera que sea el final, lo que está diciendo es que está dispuesto a un realineamiento de su país respecto a Estados Unidos y por tanto respecto a Rusia”.
Incluso, dice Rubio, “ha habido cambios en el gabinete de Maduro para poder hablar de estas negociaciones”.
Para nuestro colaborador, el interés de los Estados Unidos es doble, “por un lado quieren reafirmar su posición geopolítica en la región, y por otra, quieren petróleo venezolano para las refinerías de Texas que están diseñadas para petróleo pesado”.
“La razón por la que compraban petróleo ruso es que también es pesado, ahora que han impedido que llegue el petróleo ruso a esas refinerías quieren adquirir petróleo similar [como el de Venezuela], y con ello evitar que se eleven los precios de la gasolina en el sureste de los Estados Unidos”.
Según el especialista, el motivo que empuja a Estados Unidos a tener una relación con Venezuela es que el sureste americano es “una región políticamente importante, porque está el estado de Florida y de Georgia que son clave para el presidente estadounidense, Joe Biden en las próximas elecciones intermedias”.
Ante este panorama, el analista asegura que el punto de fondo es que “estamos experimentando un realineamiento en la región, estamos viendo cómo los países empiezan a ver que no va a haber tanta latitud como había en los últimos 30 o 40 años respecto a Estados Unidos.”
Y sitúa específicamente el caso de México:
“La pregunta para México es si el gobierno ha empezado a tomar nota que las cosas están cambiando y cómo vamos a realinearnos nosotros por una parte, pero sobre todo a aprovechar la nueva realidad”.
Luis Rubio aclara que “el interés de México y el de Estados Unidos son distintos en algunos momentos, pero convergen o deberían converger en una cosa, a ambos les interesa una región próspera que le dé condiciones mejores a la población de ambos países”.
“En los últimos años, México ha evadido esta oportunidad y ha estado indeciso respecto a cómo aprovecharla, es tiempo de alinearnos como a todos los demás les está pasando”.