El presupuesto de 2025 podría depender de cobrar más impuestos
Luis Rubio reflexiona sobre las negociaciones que tienen lugar en el poder legislativo respecto al Presupuesto de 2025.
De acuerdo con Rubio, el presupuesto del próximo año es “un intento por enfrentar dos cosas distintas” y explica cuáles:
“Una es el enorme déficit que se incurrió en el año 2024 y el otro es tener fondos suficientes para las cosas necesarias”.
Sin embargo, el experto asegura que “entre los legisladores, sobre todo el jefe de la bancada de Morena en la Cámara de Diputados [Ricardo Monreal], han llegado a la conclusión de que no van a alcanzar los recursos, de que no va a ser posible contar con las premisas que tiene el presupuesto en términos de crecimiento de la economía y por lo tanto de la recaudación de impuestos, en términos del tipo de cambio y de lo que se espera que Pemex consuma de recursos públicos”.
Ante la pregunta de “¿cómo se resuelve este problema?, Rubio asegura que “la solución […]es hacer una reforma fiscal, es decir, cobrar más impuestos a la población”.
“Este es un recurso natural cuando se excede en el gasto un gobierno, lo que busca siempre es que alguien ‘pague los platos rotos’.
Luis Rubio, analista
“Me parece que es una discusión mucho más fundamental porque es ahí el corazón de la ciudadanía. Lo que el gobierno cobra en impuestos y lo que el ciudadano recibe en servicios, es decir, el ingreso y el gasto, son los dos componentes más importantes de la relación entre gobierno y ciudadanía”, señala nuestro colaborador.
“Si el Gobierno pretende una reforma fiscal, lo que realmente tiene que hacer es poner en la mesa las dos cosas: por un lado el cómo se recauda el dinero, cuánto se recauda y de quién se recauda; y por otra parte, cómo se emplean los recursos, cómo se gastan y con qué resultados. Y por lo tanto el gobierno rinde cuentas a la ciudadanía del uso de esos recursos”.
Luis Rubio, analista
De acuerdo con Rubio, “en México, por muchos años se ha intentado aumentar el ingreso fiscal y se ha logrado aumentando las tasas o cambiando un pequeño impuesto, pero todo mundo le ha dado la vuelta al tema de fondo que es, cómo resolvemos los problemas fundamentales del país a cambio de una transparencia real en la manera cómo funciona el gobierno”.
Y es que, en su opinión “una reforma fiscal de verdad, profunda, como la que podría ser necesaria, implica una visión de cuál es la relación entre ciudadanos y gobierno”. Por ejemplo:
“Hay países que tienen impuestos muy altos y dan unos servicios de primera y la ciudadanía está contenta con ello. Otros países han tenido una estrategia contraria y tienen tasas impositivas más bajas con la idea de atraer mucha inversión del exterior y con ello generar una actividad económica y un enriquecimiento de la población mucho más acelerado. Son modelos distintos y legítimos”.
“La verdadera discusión de la reforma fiscal no es si vamos a subir dos puntos aquí o medio punto allá, sino cómo vamos a cambiar la naturaleza del régimen político, del que el gobierno habla tanto, pero que no pone en la mesa, porque en última instancia lo que quiere es mantener el poder y no resolver los problemas del país”.
Luis Rubio, analista
“Mientras esa sea la lógica es absolutamente imposible llevar a cabo una verdadera reforma fiscal como la que se discute mucho, pero que se define poco”, concluye Luis Rubio.
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