Luis Rubio asegura que uno de los peores vicios que el presidente Andrés Manuel López Obrador heredó del sistema priista del siglo pasado es que la figura presidencial piense que puede controlar todo de que tienen como el Congreso, la Suprema Corte o el Poder Judicial.
Rubio señala que este sistema tenía sentido en una época en la que México vivía el final de la Revolución Mexicana y tenía sentido cuando era un país muy sencillo, muy chico, con una cuarta o quinta parte de la población que hoy se tiene.
“Hoy en día el Presidente está esperando que el Congreso haga exactamente lo que él quiere, ataca la Suprema Corte cuando cuando saca una sentencia que no le gusta; esto no es nuevo simplemente el Presidente lo hace mucho más brutal en sus formas, pero todos los presidentes han esperado, que esto ocurra”.
Luis Rubio
El analista explica que un país no puede funcionar ni crecer en la medida en la que no haya contrapesos efectivos, es decir, mecanismos institucionales a través de los cuales, el Presidente tiene que negociar con otros poderes como el Congreso y la Suprema Corte.
En el sistema de división de poderes donde hay tres componentes: el Poder Judicial, el Poder Ejecutivo y el Legislativo se fundamenta en que el ejecutivo y legislativo tienen su propia función; uno propone y el otro dispone; mientras que si hay diferencias importantes es la Corte la que rompe los empates.
“El presidente López Obrador destruyó muchas de las instituciones que se habían creado con la idea de que fueran contrapesos y que al no funcionar bien demostraron que no eran contrapesos funcionales que pudieran servir para que la población tuviera certeza”.
Luis Rubio
Luis Rubio cuestiona si para el futuro “queremos menos contrapesos o más contrapesos; porque los contrapesos tienen debilidades porque hacen más difícil la toma de decisiones en el gobierno, por otra parte, hacen que sea consensuadas las decisiones y hacen que todo mundo se entere de cuáles fueron las reformas legales que se aprobaron y por lo tanto hace que todo mundo entienda las virtudes y defectos de lo que se está administrando o se está decidiendo en el Congreso o por el Ejecutivo.
“Un país civilizado tiene que tener contrapesos efectivos y como ciudadanos tenemos que exigirle a todas las partes, especialmente al Congreso que son nuestros representantes directos, que cumplan su función, no de impedir lo que el Ejecutivo quiera, sino de trabajar con el Ejecutivo para que salgan las cosas que sirvan a la ciudadanía”.
Luis Rubio