Luis Rubio habla de las ventajas del Tratado de Libre Comercio, hoy T-MEC, el nuevo acuerdo comercial entre México, Canadá y Estados Unidos que se creó hace 30 años.
El Tratado de Libre Comercio de Norteamérica se inauguró el 1 de enero de 1994 y ha sido un instrumento fundamental para el desarrollo, la transformación y modernización de la economía mexicana.
Rubio señala que el tratado libre comercio tuvo por objetivo dos cosas muy sencillas y eso es lo que México buscaba cuando se iniciaron las negociaciones al final de los de los 80 y principios de los 90.
Lo primero fue abrir el comercio internacional, es decir, exportaciones e importaciones que de tal forma que se provocaron la modernización de la industria interna del país y de los servicios del país para que pudiera ser más competitivo.
El segundo objetivo fue atraer inversión extranjera para que crecieran las exportaciones y que el país obtenga más inversión tanto nacional como extranjera.
“Ambos objetivos han sido extraordinariamente exitosos; las dos cosas han mejorado dramáticamente, la economía se ha beneficiado al grado en que las exportaciones son hoy el principal motor de la economía mexicana”.
Luis Rubio
El analista señala que había un tercer objetivo que era político, que era hacer posible que los gobiernos mexicanos se mantuvieran dentro de la línea de la promoción del crecimiento económico y que se respetaran las reglas del juego de la inversión y del comercio.
“El presidente López Obrador claramente preferiría no tener el tratado libre comercio, prefería tener mucho más libertad para cambiar las reglas del juego, ha cambiado muchas de las reglas del juego, pero lo fundamental queda o ha quedado hasta ahora libre de cambios importantes”.
Luis Rubio
Rubio señala que el tratado se concibió originalmente para que ningún gobierno como el del presidente López Obrador que quisiera cambiar las reglas no pudiera lograrlo porque sería tremendamente costoso.
Dónde están las críticas es en la ausencia de un proyecto de desarrollo de una estrategia para que el país pudiera utilizar el Tratado para transformarse de manera cabal, es decir, para construir infraestructura necesaria para afianzar y consolidar un Estado de derecho que le diera certidumbre, no solo a quienes están en el comercio internacional o en las inversiones, sino a todos los mexicanos, desde el más pobre hasta el más rico”.
Luis Rubio