El Partido Revolucionario Institucional (PRI) se ha desmarcado del neoliberalismo e inscrito en la corriente socialdemócrata, según declaró su dirigente Alejandro Moreno en la Asamblea Nacional del tricolor.
Al alejarse también del “populismo” que, según el diputado federal Ismael Hernández Deras, logró ascender al poder “ante las debilidades que padecen las democracias incompletas”, el PRI “confirmó su perfil progresista”.
Para el analista Jesús Silva-Herzog, lo anterior es otra muestra del “oportunismo histórico” de un partido que no se ha caracterizado por tener una ideología firme y que se dirige de acuerdo a como vayan soplando los vientos.
“Es un partido que se acoplaba a las instrucciones del presidente cuando tenían el poder y que en este momento también se suma al discurso del presidente López Obrador, en este distanciamiento del neoliberalismo que parece poco convincente”.
Jesús Silva-Herzog
Para el analista, el PRI es un partido que no tiene esqueleto y que “nunca ha tenido un proyecto propio”.
“En el caso del PRI es un partido que nunca se ha tomado las ideas en serio; que nunca ha tenido un proyecto propio y que ha sido, en el tiempo en el que ejercía hegemónicamente el poder, un instrumento al servicio del presidente”.
Jesús Silva-Herzog