Para el periodista Javier Solórzano más allá de la “sacudida” que ha sido para toda la estructura militar del país la detención del general Salvador Cienfuegos merece una serie de consideraciones que tienen mucho que ver con lo que incluso con lo que estamos viviendo ahorita con nuestra relación con Estados Unidos y con las condiciones bajo las que hemos estado en los últimos seis años.
Y asegura que en los últimos tiempos la relación que guarda los militares con la sociedad. Hay una relación que es profundamente virtuosa, uno ve a los militares con confianza, sabe que cuando vienen catástrofes, fenómenos naturales ahí están los militares y bajita la mano no se puede pasar por alto, por ningún motivo que son pueblo.
Solorzano menciona que al sacarlos a las calles se suscitaron muchos acontecimientos. Uno de estos acontecimientos más fuertes que se expuso a los militares de la noche a la mañana aparecieron en las calles sin tener protocolos tan claramente establecidos como los que tienen al interior de los cuarteles y las funciones que ellos cumplen constitucionales.
“Entonces al salir a las calles se vino todo esto, muchos problemas, muchas cosas que ellos no podían controlar, una circunstancia dificilísima, la presencia del narcotráfico por doquier y además el tema de los derechos humanos. Más menos se fue pasando, pero de cualquier manera ahí hay un problema pendiente que no se ha resuelto”
Y el periodista asegura que por más que los militares que no son sus funciones hayan hecho, lo que han hecho hasta ahora: tratando de solventar el problema.
El gran asunto tiene que ver con esta relación que se va creando bajo las estructuras de un país como el nuestro, muy permeado por la corrupción y las complicidades de la relación que guarda el narcotráfico y la delincuencia organizada con los militares. Al estar los militares en las calles, eso fue más expuesto.
El periodista se pregunta ¿hasta dónde habrá llegado el general Salvador Cienfuegos? Asevera que las acusaciones de la DEA no son suficientemente fuertes, que se demostró en televisión y entonces se detuvo al general, con su familia, con sus nietos, pero un general de esta envergadura sabía que podrían estar tras de él, que estaban buscándolo y él lo sabía y de nuevo la DEA hizo lo que quiso y nosotros nos quedamos viendo.
“El Presidente dice que se enteró 15 días antes, esto es terrible, y de nuevo la palabra confianza es clave para entender que nomás no hay manera alguna de que puedan tener confianza en nosotros por lo derruidos y por los corruptos que alcanzan a ver las estructuras de seguridad en el país”
En suma, hoy Salvador Cienfuegos está en un encrucijada: es un hombre mayor, tiene 72 años, es un hombre que tiene una imagen que el cuadra dentro de la sociedad mexicana había sido positiva, pero las acusaciones son profundamente fuertes. Ahora, ¿vale la pena jugarse la piel, cómo se la jugó él estando en el gobierno de Peña Nieto al que también le alcanza esta acusación?
Sería absurdo pensar que no, pero vale la pena jugarse la piel por dos años y por circunstancias que no son importantes ni trascendentes, es una de las muchas preguntas. Lo que sí queda claro es que las personas que son detenidas por presuntos delitos, ¿qué uno los está buscando o va tras ellas como es lo que dicen los gobiernos mexicanos? Acaban siendo detenidas en los Estados Unidos, desde exgobernadores, exfiscales, el exsecretario de Seguridad y ahora el exsecretario de la Defensa Nacional.
Menciona que es una situación difícil, alguien gana en todo esto, es muy probable que Donald Trump pueda utilizarlo, pero más que eso, habrá que preguntarse ¿qué está sucediendo aquí adentro. Porque de alguna manera es también para cuestionar el por qué el actual gobierno no había visto una circunstancia de esta naturaleza que para la DEA se convirtió en importantísima.
Y esto y al fin al cabo obligaba u obliga a las actuales autoridades mexicanas de la milicia que estén al tanto de sus servicios de inteligencia que es lo que estaba pasando dentro de la secretaria. Todo un galimatías y una situación que nos expone a querer o no nos expone.