El periodista Javier Solórzano reflexiona sobre la detención de Jesús Murillo Karam, exprocurador general de la República, y su relación con el caso de la desaparición de los 43 estudiantes de la Normal Rural de Ayotzinapa, Guerrero en 2014.
Solórzano asegura que la detención de Murillo Karam es “sin lugar a duda un hecho de real importancia porque inevitablemente tiene un conjunto de mensajes”.
“Un mensaje es que, dígase lo que se diga, pasa por la administración anterior y por un personaje que asumió la plena responsabilidad de la investigación sobre los 43 estudiantes de la Normal ‘Isidro Burgos’ de Ayotzinapa, a quienes desaparecieron el 26 de septiembre de 2014, en la ciudad de Iguala”.
“Pero, también es importante por lo que significa de facto, un exprocurador a la cárcel, y las razones por las que lo están deteniendo”, dice el experto, quien considera que “va a ser muy difícil que no sea consignado”, aunque destaca que “es un hombre mayor de 74 años y se asegura que padece algunas enfermedades que requieren sistemática atención médica”.
Solórzano pone sobre la mesa dos frases que en su opinión le resultaron a Murillo Karam “muy inoportunas en su momento”, y explica, las que cree son, las razones de fondo de éstas.
“Una de ellas ‘ya me cansé’ cuando estaba cansado después de estar un rato en esa larga conferencia de prensa para explicar lo que era la investigación de la entonces Procuraduría General de la República (PGR). Se refería a un cansancio físico por los padecimientos que tenía, pero la regó, porque bien pudo haber dicho ‘acérquenme una silla y aquí le seguimos’”.
La otra, dice el analista, “es la verdad histórica, que es un asunto jurídico y no es que fuera la última palabra, pero que por la forma en que se dijeron las cosas pareció como si ahí se cerrara absolutamente todo y como si ya no hubiera nada detrás de ella”.
Sobre los delitos que se le imputan a Murillo Karam, Solórzano cree que, en el caso de la acusación de desaparición forzada el exfuncionario no será juzgado. No obstante, destaca que “la instancia que él encabezaba torturó, violó derechos humanos y tomó decisiones fuera del marco del derecho, de quienes fueron detenidos e interrogados”.
“Si usted se da cuenta, el informe de Alejandro Encinas, no es muy diferente en esencia de algunos de planteamientos que hizo la entonces Procuraduría en el año 2014, 2015 y 2016, pero lo que sí lo hace diferente es la forma en que llega a las conclusiones”.
Para el periodista, “éste es un asunto sumamente delicado porque le diría se sigue alargando el hilo del oportunismo que hay en el caso Ayotzinapa. El sufrimiento de los padres y madres de familia ahí está, pero alrededor se ha creado un entorno que materialmente vive del usufructo de todo lo que pasó ahí, y vive políticamente para mover de forma sistemática sus intereses”.
“No quiero decir por ningún motivo que lo que pasó ahí no pasó, o que, a lo que pasó ahí se le puede pasar la página. Claro que no, no hay manera, es uno de los actos más importantes en la historia reciente del país y por lo tanto si algo requiere y urge es saber qué pasó ese día con los muchachos desaparecidos, con la Normal, con sus familiares y con la sociedad mexicana como un acto de justicia”.
Finalmente, Javier Solórzano cree que sin estar de acuerdo con la forma en que la PGR obtuvo las conclusiones de su informe, se deben considerar “las cosas que se han hecho bien”. Eso es, según el experto “lo mejor que podemos hacer”.