Javier Solórzano reflexiona sobre el tema de los cubrebocas en medio de la pandemia del COVID-19 y considera que el punto de atención debería ser su uso y no, si los políticos quieren portarlos.
“Mientras los ciudadanos nos colocamos el cubrebocas, presidentes del mundo dicen que no”.
El periodista pone de ejemplo a mandatarios como Donald Trump, que este lunes modificó su discurso de forma radical y dijo que el uso del cubrebocas es una acción “patriótica”;o del brasileño, Jair Bolsonaro, que volvió a dar positivo en una segunda prueba de COVID-19.
También analiza la situación en México y analiza los mensajes del subsecretario de Salud, Hugo López-Gatell, que apenas en junio informó que el uso generalizado de cubrebocas en la población no es recomendado por la OMS al no existir base científica sobre su eficacia.
“El mundo entero nos dice que el uso del cubrebocas sí es importante“, destaca Solórzano.
“Entonces el presidente Andrés Manuel López Obrador va por la libre y sólo cumple este protocolo en ciertos momentos como en los vuelos”.
También retoma la declaración del secretario de Hacienda, Arturo Herrera, que destacó que el cubrebocas es un elemento importante para protegerse del COVID-19, pero también para relanzar la economía mexicana.
“Cuando el presidente le da un chicotazo, Arturo Herrera baja la guardia y responde que fue una alegoría”.
Y considera que ante la respuesta del mandatario, de alguna forma, “queda disminuida la importancia del cubrebocas”.
“El problema está cuando personajes públicos asumen esta actitud y que no le dan valor al cubrebocas”.
“El cubrebocas sirve como un mecanismo de defensa, sirve como un mecanismo para podernos relacionar manteniendo sana distancia”, concluye Javier Solórzano.