López Obrador escribió a su homólogo Xi Jinping para obtener información sobre los envíos de fentanilo desde China. En detalle, AMLO solicitaba a Xi información sobre precursores químicos, sobre los importadores de fentanilo, las cantidades enviadas, las embarcaciones usadas, así como las fechas y puertos de embarque y destino.
La cuestión del fentanilo escuece en Estados Unidos, sumido en la peor crisis de drogas de su historia. Entre agosto de 2021 y agosto de 2022, este opioide sintético provocó 107.735 muertes por sobredosis o envenenamiento.
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La agencia antidrogas estadounidense (DEA) asegura que los cárteles compran en China los precursores químicos para fabricar fentanilo y los llevan a México para su producción en polvo y conversión en pastillas.
Carlos Elizondo Mayer-Serna analiza la reciente controversia entre los gobiernos.
Es inusual que el presidente envíe una carta pública al primer ministro de China, ya que normalmente se buscan soluciones a través de los canales diplomáticos y se prefiere el diálogo privado para resolver problemas. Sin embargo, en este caso parece que se trata más de un show mediático que de una verdadera intención de solucionar el problema.
Por otro lado, es preocupante que un vocero de la Cancillería haya declarado en una rueda de prensa que no hay tráfico ilegal de precursores entre México y China, ya que esto contradice la realidad. Es sabido que la producción de drogas en México se realiza a partir de precursores, y que muchas veces estos llegan al país de manera ilegal.
En resumen, la situación es compleja y requiere de un abordaje más serio y efectivo por parte de las autoridades para combatir el narcotráfico y el consumo de drogas en México.
Opina que México, al estar en medio de la producción de precursores químicos por parte de China y el consumo de drogas por parte de Estados Unidos, tiene una responsabilidad en el control de su frontera. Además, el tráfico de precursores químicos no solo tiene repercusiones inmediatas en la violencia y el poder de los cárteles de drogas, sino también en la economía mexicana y en la relación con sus socios comerciales y diplomáticos.
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Nuestro analista concluye que el problema de los precursores químicos no es solo un problema de los Estados Unidos o China, sino que también es un problema de México. El país debe tomar medidas para controlar su frontera y evitar el contrabando, así como colaborar con sus socios comerciales y diplomáticos para encontrar soluciones a largo plazo a este problema. De lo contrario, México corre el riesgo de ser arrastrado a una batalla electoral y sufrir las consecuencias económicas y políticas de las medidas drásticas que podrían tomar sus socios comerciales.