“El crecimiento de 230% en el flujo migratorio internacional de los últimos tres años ha incrementado la preocupación de la Santa Sede sobre el tema”, asegura el embajador de México en el Vaticano, Alberto Barranco, quien en su videocolumna del día de hoy reflexiona sobre este tema y la serie de implicaciones que tiene.
De hecho, dice Barranco, “se ha creado una Comisión Pontificia para la Pastoral Migratoria y al mismo tiempo se ha incrementado el estudio y las acciones por parte del dicasterio para el desarrollo humano integral”.
“En este marco se han descubierto fenómenos que hasta el momento parecían ocultos, como el fenómeno de la trata, es decir, el llevar forzadamente a una persona de un país a otro, ya que, hay quienes están haciendo matrimonios forzados y están provocando también un escenario que podría lindar en una nueva esclavitud”.
Al mismo tiempo, dice “se habla de discriminación por cuestiones de edad, es decir, los adultos mayores no son admitidos, por cuestiones de sexo, se da mayor preferencia a hombres que a mujeres, o por cuestiones simplemente de diversidad sexual”.
El experto dice que “el Papa Francisco ha pedido que no sea la estadística la que marque la ruta, sino que los casos se analicen persona por persona, en un escenario en que a veces se clasifica como migración irregular, a aquella persona que solamente pues le faltó un trámite para poder ingresar al país o simple y sencillamente no pudo llenar la forma por cuestiones de analfabetismo”.
“Al mismo tiempo se está buscando que haya una situación de equilibrio porque se han creado fenómenos de xenofobia o de discriminación en diversas ciudades, sobre todo se habla de México en las ciudades fronterizas como Tijuana que de pronto reciben un flujo tremendo de migrantes en un escenario en que no alcanza, el espacio y desde luego los servicios para todos”.
En cuanto a la Iglesia católica, Alberto Barranco dice que “se considera que ésta debe actuar en este marco para lograr una integración. Se pide que todos aquellos esfuerzos que hacen las iglesias diocesanas, que hacen las órdenes religiosas o las organizaciones filantrópicas católicas, se integren en uno para poder dar un frente que sea más consistente frente al crecimiento del fenómeno”.
“[La migración es] algo que está creciendo a nivel internacional creando preocupación entre los gobiernos por las posibles fricciones que puedan darse hacia el futuro, una preocupación que está latente en el ánimo del Papa Francisco”.