Bajo el lema de “No elegir la extinción” se está celebrando, a partir de este fin de semana en la ciudad de Glasgow, Escocia, una cumbre del cambio climático, menciona Alberto Barranco.
El analista recuerda que este tipo de eventos se realiza cada cinco años; sin embargo, tocaba el año pasado, pero la pandemia lo impidió; la última vez que se realizó fue en París donde se hicieron acuerdos que “lamentablemente a la fecha no se han cumplido cabalmente”.
“Se hablaba en aquel entonces de reducir el efecto del cambio climático, el calentamiento global, hacia un escenario de menos del 2% , concretamente se hablaba de 1.5% , lo cual no se ha podido lograr”.
Alberto Barranco
Barranco también recuerda que al mismo tiempo, en Roma, se está celebrando una cumbre de jefes de Estado y de gobierno del Grupo de los 20, países más industrializados. En este caso también hay un capítulo especial donde se analiza el tema.
“La trascendencia es por la preocupación, cada vez más creciente a nivel mundial, en relación con los efectos, donde de pronto el clima se vuelva insoportable en América del Norte y al mismo tiempo se registren inundaciones que no se daban en países de Europa Occidental“.
Alberto Barranco
El analista señala que el problema es que se está pidiendo, por parte de los países pobres, una ayuda de 100 mil millones de dólares para atender el cambio climático.
“Esto representaría un choque, a pesar de que este dinero no se daría en una sola entrega, se daría en cinco años, lo que generaría una oposición”.
Alberto Barranco
Barranco asevera que hay que recordar que los países ricos se gastan 423 mil millones de dólares, cuatro veces más, en subsidiar los combustibles fósiles, es decir, el petróleo, el gas, la gasolina y el cemento. Además, dice que en este marco podría no ser tan peligroso otorgar este subsidio.
“Hay que recordar que durante la pandemia, la parálisis obligada frente al confinamiento, dio la posibilidad de un escenario menos grave para el mundo”.
Alberto Barranco
Barranco se cuestiona hasta qué punto podríamos mantener el equilibrio entre la posibilidad de la vida y el entorno del medio ambiente, mencionando que unos hablan entre 20 años y otros hasta 50 años.
El analista finaliza diciendo que se trata de un problema grave para lo cual se requieren “soluciones inmediatas y que éstas se adopten como política de Estado”.