Alberto Barranco, embajador de México en el Vaticano, menciona que Albino Luciani, Juan Pablo I, mejor conocido como el “Papa de la sonrisa” o de “septiembre”, será beatificado, es decir, a un escalón solo de ser considerado santo, en una ceremonia solemne el próximo domingo 4 de septiembre en la Plaza de San Pedro presidida por el Papa Francisco.
El periodista recuerda que el expediente de la causa certifica lo que considera un milagro: la curación inexplicable de una niña de 11 años que vivía en Buenos Aires y tenía cáncer terminal. Barranco acota que ella había intercedido ante Dios por vía del Papa de 33 días, tiempo que duró su pontificado.
Barranco dice que el hecho de este escenario, de conocer nuevamente parte de la faceta de vida de Juan Pablo I, dará pauta a que se revivan las teorías en relación con su muerte, las cuales van desde que fue envenenado por la mafia debido a que estaba apunto de revelar una larga lista de operaciones de lavado de dinero aprovechando la laxitud del Banco Vaticano. También hay otra teoría que habla de que el infarto por el que murió (1978) fue causado por el estrés.
El embajador también recuerda que Albino Luciani no quería ser Papa, rechazaba la posibilidad desde antes de realizarse el cónclave donde fue elegido, habría sufrido un desgaste profundo en el sistema neurológico y nervioso debido a la carga de trabajo y responsabilidad que tenía encima.
Barranco señala que lo cierto es que este tipo de teorías han opacado la posibilidad de que se conozca la vida de este pontífice efímero; el más efímero desde 1600.
“Estamos hablando de un hombre que fue un extraordinario poeta, teólogo, sacerdote ejemplar, obispo que fue patriarca de Venecia y que finalmente se le recuerda como un hombre humilde y siempre alegre. Se acabó la vida de Albino Luciano pero pervive su legado”.
Alberto Barranco