El embajador de México en el Vaticano, Alberto Barranco, reflexiona en su videocolumna de este jueves sobre la relación entre México y el Estado católico, así como de las ideas que comparten a pesar de la prevalencia de la laicidad en territorio nacional.
De acuerdo con Barranco, “hace30 años, con el intercambio simbólico de sendas notas diplomáticas, México y la Santa Sede reanudaban relaciones”, lo que permitió “que la delegación de apostólica se convirtiera en nunciatura y nuestro país pudiera abrir una embajada ante el Estado Vaticano”.
Esto fue posible, dice en analista, gracias a “una reforma aprobada por el Congreso a cinco artículos de la Constitución cuyo contenido había lastimado la relación con la Iglesia Católica”, pero conservando la calidad de Estado laico, el cual fue instaurado por el presidente Benito Juárez, y en el que “se delimita el papel del Estado y de la Iglesia”.
Sin embargo, el especialista reconoce que “el gran detonante fue el caudal de visitas, cinco en total del Papa San Juan Pablo II a nuestro país, refrendadas posteriormente por Benedicto y por Francisco.
“El desborde de alegría en las calles los gritos, el entusiasmo, evidentemente invitaron a la reflexión”.
También, dice el experto, “hay que decir que el Papa tiene un peso muy importante en el concierto internacional y su voz es muy potente por la autoridad moral que representa, con lo cual México une justamente su voz a esta en relación con temas torales como el respeto irrestricto a los derechos humanos, la autonomía, la soberanía de las naciones, el repudio a la pena de muerte, al armamentismo y desde luego a todo aquello que representa violación de las libertades entre ellas la religiosa”.
“México repudia también el trabajo infantil como la Santa Sede, México repudia también la trata de personas como la Santa Sede”.
Además, de esto, el canciller mexicano destaca el importante intercambio cultural entre México y el Vaticano.
“México ha logrado un prolífico intercambio cultural con la Santa Sede, ha conocido los valores artísticos, los tesoros del Vaticano y al mismo tiempo en la Santa Sede se han conocido los valores culturales de nuestro país: artesanías, gastronomía, turismo y bellezas naturales”.
Por otra parte, Alberto Barranco resalta que “hay un fecundo intercambio en materia de archivística, investigación, desarrollo de proyectos conjuntos y desde luego de discusión de temas torales para la humanidad”.
“México tiene una amplia historia con la Iglesia Católica ahí están sacerdotes que defendieron a los naturales aún a costa de ser agredidos ellos mismos. Ahí está también la presencia educativa de la Iglesia, la presencia de aquellos sacerdotes que crearon comunidades de desarrollo y la presencia desde luego de aquellos que impulsaron nuestra independencia”.