El cristal acrílico, conocido también como plexiglass, se ha convertido en una de las herramientas utilizadas ante la reapertura de actividades en diferentes partes del mundo tras los brotes de COVID-19.
Varios países comenzaron a relajar las medidas de aislamiento, con lo que permitieron la reapertura de negocios y el regreso a clases presenciales; sin embargo, se ha hecho con barrera de acrílico que comenzaron a popularizarse, como el plexiglas.
Estas barreras entre las personas tienen la finalidad de evitar la propagación del virus que causa COVID-19. La transparencia de la que goza le permite pasar casi de manera inadvertida, aunque impide el contacto humano.
Como un intento de minimizar los contagios de COVID-19, el plexiglas comienza a escalar como una de las herramientas con mayor uso en medio de la pandemia desatada por el nuevo coronavirus que tuvo su origen en la ciudad de Wuhan, China.
De acuerdo con la BBC, la empresa Perspex, de Reino Unido, ha visto un incremento en la demanda: entre febrero y marzo aumentó su producción en 300%.
Sus primeras apariciones fueron en los centros hospitalarios que utilizaron plexiglas para tratar a personas contagiadas de COVID-19; sin embargo, en un intento de recuperar las actividades, el cristal de acrílico comenzó a aparecer en cafeterías, barberías y hasta en centros de cuidado de personas de la tercera edad.
Con ello, se busca resolver uno de los principales desafíos que presenta esta pandemia: cómo retomar las actividades normales mientras se está a la espera del desarrollo de vacuna o tratamiento para detener y erradicar los contagios de COVID-19 que superan ya los 4.7 millones de casos en todo el mundo desde que surgió el brote en el gigante asiático.