El psicológico e investigador, Rob Henderson, reveló en un artículo para Psychology Today, que la popular aplicación de ligue Tinder está cambiando no solo la forma en cómo nos relacionamos con las personas, sino también a nuestra propia neurobiología.
¿Cómo funciona la app?
En Tinder todo parece maravilloso... Entras, deslizas por un rato hacia la derecha e izquierda, haces algún que otro match interesante y ya tienes una cita.
Es cómodo, es sencillo, es interesante, pero también esconde su lado oscuro&
Para Henderson, quien se basó en un estudio dirigido por científicos del Donders Center for Cognitive Neuroimaging holandés, la región involucrada en el procesamiento de recompensas químicas es más activa cuando vemos caras atractivas. Esto, sumado al factor de impredecibilidad no sabes cuando un supermatch te dará like ni cuando un match contestará a tu mensaje, aumenta todavía más el circuito de recompensas. La consecuencia de este golpe químico es evidente: nos mantiene expectantes y enganchados irremediablemente.
Por otro lado, el especialista cuenta que utilizar Tinder cambia la respuesta de nuestro cerebro. Al principio, la activación de la neurona de dopamina la que nos proporciona esa sensación tan grata de recompensa solo ocurre cuando recibimos un match o alguien nos contesta. Pero más tarde nuestro organismo termina generando dopamina por las señales que podrían predecir esos match o mensajes. Es decir, que las simples notificaciones ya generan una recompensa química en nosotros, lo que nos hace todavía más adictos.
La única forma de ser conscientes de ello es la mejor manera de protegernos y es como todo en la vida, abusar de algo trae sus consecuencias.
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