La celebración del día de muertos está a la vuelta de la esquina, y uno de los principales elementos característicos de esta fecha es la flor de cempasúchil, conocida por su penetrante olor y su colorido que embellece nuestras ofrendas.
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¿Pero, por qué es tan representativa esta planta?
Originaria de México, esta flor que se cosecha en octubre y noviembre, por ello es ideal para ser utilizada para adornar altares, ofrendas y hasta tumbas pues se cree con el color de sus pétalos y su olor sirven de guía a las almas de los difuntos cuando "vienen" a este mundo.
Cempasúchil significa "flor de 20 pétalos" en lengua náhuatl, y desde la época prehispánica ha sido considerada como una flor ceremonial pues fue encontrada en los sahumerios que los mexicas usaron en Templo Mayor.
Asimismo, en los relatos de Fray Bernardino de Sahagún, se detalla que la diosa Coyolxauhqui fue representada con flores de cempasúchil en su tocado, como un símbolo de la muerte, lo que desencaquenó su uso ceremonial en los festejos de los mexicas.
Cempasúchil en las leyendas
La también llamada flor de muerto, guarda entre sus pétalos leyendas de origen tlaxcalteca, la más conocida dice: en un valle vivía una bella mujer llamada Xóchitl; su belleza era tal que Tonatiuh, dios del Sol, quedó enamorado de la joven.
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Día a día, el dios Sol recorría su camino y pasaba por la casa de la joven, donde ella peinaba su larga cabellera. Tonatiuh decidió adquirir forma humana para acercarse a su amada. El dios se cubrió con ropa y un sombrero, se acercó a la joven y la invitó a ver juntos el atardecer.
Xóchitl se enamoró del dios con forma humana. Y juntos pasaron 20 atardeceres llenos de felicidad, aunque a los enamorados les partía el corazón tener que despedirse al amanecer. Movida por la curiosidad, Xóchitl quiso saber el origen de su amado, así que una noche, después de despedirse de él, lo siguió.
Cuando el dios Sol llegó a una colina, se despojó de sus ropajes y emergió con todo su brillo. El resplandor de Tonatiuh cegó a Xóchitl, quien huyó asustada y sin rumbo. Al no poder ver, tropezó y cayó a un barranco, donde perdió la vida.
Tonatiuh descubrió el cuerpo de su amada, y con dolor lo acarició con sus rayos. La tristeza del dios provocó que derramara una lágrima, la cual al tocar el cuerpo de Xóchitl la transformó en una hermosa flor de pétalos amarillos y anaranjados, de color intenso. La flor la conocemos como cempasúchil.
- En México, hay una producción anual de cempasúchil que supera las 9 mil toneladas, con un valor de producción de más de 89 millones de pesos y Puebla es el principal productor de este ícono mexicano.
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